Todavía se percibe un olor a sangre en la zona de la emboscada en la que masacraron a 13 policías municipales de Coyuca de Benítez. El poblado El Papayo, parece un pueblo fantasma.
Aquí solo interrumpe el silencio el canto de los gallos y el paso constante de los vehículos artillados del personal de la Policía Estatal y del Ejército Mexicano, que mantienen un campamento y filtros sobre la carretera que comunica a la vía federal Acapulco-Zihuatanejo.
Mudos testigos de la refriega es la escuela primaria rural federal 18 de Marzo y el camino adyacente en donde una casa de material de un nivel, también presenta impactos de proyectil de arma de fuego de distintos calibres en parte de su fachada.
Uno de los testigos presenciales de los hechos, confirmó que se trató de una emboscada y que un numeroso grupo de hombres armados atacó a los policías, dispersándolos en dos direcciones.
Cuatro uniformados corrieron por la orilla de la carretera tratando de proteger al secretario de Seguridad Pública Municipal, Alfredo Alonso Pérez, pero dos fueron abatidos cerca de dos árboles de mango y los dos restantes junto con el jefe policíaco fueron acorralados y abatidos en la esquina de la casa de materiales.
Los que alcanzaron a escapar por la otra calle les dieron alcance metros adelante, los sometieron y esposaron para enseguida hincarlos sobre un montículo de arena y ahí ejecutaron a cinco, uno más cayó abatido al tratar de repeler la agresión.
Esto explica porque hayaron los cuerpos dispersos en una amplia zona del poblado El Papayo, en donde este martes continúa la incertidumbre por esta jornada de violencia que impacta este lunes al municipio de Coyuca de Benítez, la entrada a la Costa Grande de Guerrero.