Las manos expertas de doña Leticia, cortan, pegan y tuercen el papel con gran habilidad para combinar colores y hacer detalles que dan forma a las coloridas piñatas con las que se da vida a la tradición de quebrarlas durante las posadas navideñas.
Doña Lety Adame junto a sus hermanos, hijos y sobrinos son herederos de una tradición familiar que se originó en la población de Zumpango y desde hace más de dos décadas fueron el primer punto de venta en el paseo Alejandro Cervantes Delgado.
El primer puesto que se instaló en este paseo lo colocó doña Gilberta Deloya Salmerón, quien aprendió el oficio de sus familiares en el municipio de Eduardo Neri y en aquella época traían sus piñatas a vender en puestos del Mercado Baltazar R Leyva Mancilla, hasta que colocaron su exhibición en las calles conocidas como laterales del Huacapa a la altura del barrio de San Francisco, después de decenas de puestos han invadido esta zona.
En el que fue el primer puesto dedicado exclusivamente a la venta de piñatas, hoy trabajan siete familias que elaboran cualquier figura en piñata, de cualquier tamaño y entre las que ofrecen se tiene desde 30 pesos las miniaturas hasta 800 las grandes y muy detalladas.
“Aunque no lo parezca tenemos que estar actualizado, estar viendo que caricaturas nuevas hay para hacer nuevos modelos y seguir teniendo en cuenta lo que la gente busca.
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Actualmente las piñatas se elaboran teniendo como base una vasija de barro que se traen desde Toluca Estado de México, se forran con papel crepe, China, celofán, o papeles impresos con imágenes, mientras que las formas básicas se hacen con cartoncillo y reciclado de periódico .
Hacer una piñata mediana, que son las más solicitadas, tarda aproximadamente 40 minutos y se vende en 80 pesos, “El año pasado la venta fue muy mala, pero este año ya se compuso un poco aunque no como otros años pero si hay un poco más de movimiento y la gente está viniendo a comprar ”.