Al menos cuatro de las presas que monitorea la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en Guerreo se encuentran por encima del 100 por ciento de la capacidad de almacenamiento que les fue instalada, a pesar de ello no se considera que representen un riesgo para poblaciones que están asentadas cerca de ella.
De acuerdo con la Conagua la presa del Gallo en el municipio de Cutzamala, que es la que abastece de agua a la Ciudad de México, se encuentra a un 104 por ciento de su capacidad, la de Palos Altos en Arcelia está al 102 por ciento, el guineo de Ayutla de los Libres llega al 101 por ciento y la calera en Zirandaro es la que mayormente sobrepasa su capacidad y se tiene un 119 por ciento de su capacidad.
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De acuerdo con el secretario de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de Guerrero, el tema de las presas no representa riesgo, ni se ha emitido ningún alertamiento por la cantidad de agua que tienen, y expresó que tampoco significa que haya llovido mucho y se tenga más agua de la que se almacena normalmente, lo que pasa es que las presas están ensolvadas hasta en un 40 por ciento de su capacidad.
En el caso de la presa de El Caracol que se encuentra en Teloloapan el agua se encuentra a un 69 por ciento de la capacidad; la presa de Tepecoacuilco está al 91 por ciento y la laguna de Tuxpan al 76 por ciento, sólo la presa de Las Garzas en el municipio de Ajuchitlán del Progreso ese encuentra casi vacía con sólo un 13 por ciento de agua.
El 2023 fue un año atípico en el periodo de lluvias en el que la precipitación estuvo muy por debajo de las lluvias que se tiene regularmente en Guerrero, por ello los fenómenos que han traído lluvias a Guerrero en los últimos meses han generado un efecto positivo en el llenado de las presas que están a muy buena capacidad.
El agua de las presas en Guerrero permite que poblaciones aledañas practiquen la pesca, también del movimiento del agua se genera electricidad y en el caso de Cutzamala el agua que se almacena se envía a la Ciudad de México para el abasto de la población.
Además de las ocho presas que se monitorean desde la Conagua en Guerrero se tiene otras presas de tamaño pequeño como la del cerrito Rico en Chilpancingo o la Juan Catalán Berver de Tixtla que no tienen un seguimiento por la dependencia federal.