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El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa,Salvador Rangel Mendoza llamó a las autoridades “del más altonivel” a que pongan cuidado a lo que sucede en Guerrero por eltema de la seguridad, reiteró su invitación a las autoridades atrabajar por la paz y la tranquilidad, que demandan losguerrerenses, y lamentó que cada vez más se vaya degenerando lasociedad.
En entrevista, después de celebrar misa en elmercado Baltazar R. Leyva Mancilla, como parte del festejo del díadel comerciante en Chilpancingo, Salvador Rangel expresó que losguerrerenses siguen torturados por la violencia, los asesinatos yla inseguridad, "por todos lados, Chilpancingo, Chilapa, allá enla sierra, Chichihualco, Acapulco y Zihuatanejo”,ejemplificó.
Señaló que las autoridades a nivel estatal estáncompletamente rebasadas por la violencia e inseguridad, lo cualconsideró que se hizo evidente con el aumento de la violencia enciudades como Chilpancingo y Chilapa, las cuales se encuentran enlos primeros lugares junto con Colima y otras.
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Al preguntarle sobre su propuesta a las autoridadesde dialogar con las personas que encabezan la delincuencia,consideró que es necesario buscar una solución, pero ya no através del diálogo, por lo que se pronunció por “cerrar lallave” de donde viene el “mal”, a sabiendas que lasautoridades lo saben.
Por otro lado, sobre el caso de Chichihualco,señaló que se trató de una “táctica mal del gobierno”, puesexplicó que la Policía Federal Preventiva (PFP) llegó a esa zonade madrugada y comienzaron a catear las casas sin una ordenjudicial, por lo que consideró esta acción como “injusta”provocando la reacción de los habitantes como lo hicieron,indico.
Cuando se le pidió su opinión sobre la llegada deUnión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) aChichihualco, comparó a los de la Policía Federal y loscomunitarios y señaló que ambos "son perros que muerdenigual".
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