Llama obispo a que los católicos luchen para erradicar la maldad del mundo

Se lleva a cabo la misa de ramos en capillas de la capital del estado

Abel Miranda | El Sol de Acapulco

  · domingo 2 de abril de 2023

Cientos de feligreses acudieron a bendecir sus palmitas. / Foto: Abel Miranda | El Sol de Acapulco

Con llamados a la paz, la humildad y el respeto entre todos los seres humanos este domingo de ramos, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, inició formalmente las actividades de la Semana santa en la capital del Estado.

Previo a la liturgia el obispo y un grupo de feligreses caminaron con las palmas arriba desde la glorieta de Unidos por Guerrero al zócalo de la ciudad que es donde se realizó la misa de bendición de palmas.

En la homilía el obispo explicó que este año es importante porque empieza la cuenta regresiva de 10 años para llegar al gran jubileo en que se conmemorarán dos mil años de la redención, “es decir dos mil años de la muerte de Jesucristo en la Cruz para el perdón de los pecados del mundo”.

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Estableció que hoy es necesario que la sociedad como tal valore el sacrificio de Jesús y agradezca al precio que fuimos rescatados, “nosotros viendo el precio al que fuimos rescatados, levantados del polvo hacia la resurrección, esa vida debemos vivirla aquí en la sociedad”.

El fervor de la Semana Santa. / Foto: Abel Miranda | El Sol de Acapulco

“El mundo está sediento de ver a los cristianos luchando para que los valores de Jesucristo se vuelvan en tu corazón”, porque señaló que del corazón viene el cambio, “Del corazón nacen los pecados, del corazón surgen las envidias, la soberbia, la injusticia, los sobornos. las extorsiones, del corazón nace toda la maldad que hay en el mundo”.

Ante ello llamó a que esta semana de pascua se utilice para la reflexión y para entender que el sacrificio de Jesús debe instalar en la sociedad una vida en paz, en armonía y con los valores que Jesús nos enseñó, también pidió enseñar a las nuevas generaciones el valor de Cristo y del sacrificio que hizo por toda la humanidad, “El vino a padecer y ofrecer su cuerpo y su sangre, y hoy tenemos que enseñar esa humildad a las nuevas generaciones”.