Su delgado cuerpo camina trastabillando ente los autos, su mirada perdida en el horizonte no alcanza a distinguir la mano del conductor que reiteradamente le indica que no limpie su vidrio, finalmente lo nota, con el jalador quita el agua que había lanzado mientras empieza a caminar lleva su mano a la nariz para inhalar la estopa empapada en solvente.
El escuálido joven es parte de un creciente problema en la capital del estado, los limpiaparabrisas que ofrecen su servicio mientras se encuentran bajo los influjos del alcohol, o drogas.
En Chilpancingo son al menos cuatro los sitios en los que se identifica a este tipo de personas ofreciendo un servicio que la mayoría considera innecesario y más bien se asume como una especie de mendicidad.
De los puntos de mayor incidencia en la presencia de estas personas en la capital se tiene el llamado crucero de Coopel que se forma por el paseo Alejandro Cervantes Delgado y la calle Prosperidad, ahí el semáforo detiene los autos y esos instantes se aprovechan por los limpiadores para ir sobre los autos, lo mismo hacen vendedores que ofrecen productos.
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Un segundo punto infestado de vendedores y limpiadores es la Avenida Insurgentes en el punto conocido como Las Parotas, asimismo el crucero de la Alameda frente a las preparatorias uno y nueve.
El artículo 159 del Reglamento de Tránsito en el Municipio de Chilpancingo establece que los peatones tienen prohibido, transitar a lo largo de la superficie de rodamiento, practicar cualquier deporte en la vía pública, utilizar patines, patinetas u otros similares en las vías públicas, Cruzar en avenidas y calles de intenso tráfico por lugares que no sean esquinas o zonas marcadas para el cruce de peatones, Invadir intempestivamente la superficie de rodamiento y, ningún peatón debe ofrecer mercancías o servicios a los ocupantes de los vehículos ni practicar la mendicidad.
Este reglamento establecería como una ilegalidad la presencia de cualquier persona haciendo labores de vendedor o limpiaparbrisas en los cruceros de la capital, a pesar de ello las autoridades no han hecho absolutamente nada para retirarlos.
Cabe recordar que en julio del 2021 las autoridades entraron al túnel donde desemboca la barranca de Pezuapa cerca del crucero de Coopel, ahí destruyeron un nido del que sustrajeron una sala, colchones, ropa y muchos botes vacíos de Clean-Mex, un pegamento que usan los drogadictos.
Agresiones
La presencia de personas drogadas o ebrias se ha convertido en un claro riesgo para los conductores por dos situaciones, primero porque muchos de ello legan a ser agresivos y se han llegado a enfrentar a golpes, pero el principal riesgo es que las personas deambulan si medir el riesgo de atravesarse a los autos, por eso se han registrado atropellamientos.
Manuel Estrada Cuevas, relató que hace aproximadamente tres semanas un señor ya grande evidentemente abrió se subió a su cofre para limpiar el vidrio, “le dije que no y es le molestó, empezó a decirle insultos y luego se acercó otro joven que me lanzó jabón en la cara, me bajé del auto muy molesto, estuve a punto de golpearlos, pero se retiraron”.
Lamentablemente las autoridades no han hecho gran cosa para evitar el cáncer que representa tener a estas personas en los cruceros y más lamentable es que vemos que niños que deberían estar en la escuela, pero se encuentran trabajando en la esquina de la alameda y se han convertido en personas muy groseras.
No hay trabajo
Quienes se dedican a esta actividad aseguran que lo hacen porque no han encontrado otra opción laboral, “He sido herrero, pero tuve un accidente que me lesionó la mano y no pude volver a trabajar, estuve seis meses en el hospital me querían cortar la mano pero se salvó”, comentó uno de ellos.
Reconoció que tomar cerveza es una práctica común porque se necesita para soportar todo el día en el rallo del sol, “se ve fácil pero es un trabajo muy pesado”.