A pesar de que desde el 2014 fue aprobada por mayoría de votos de los diputados de Guerrero la ley de Bienestar Animal, sólo el municipio de Ixtapa-Zihuatanejo, cumplió en retirar los caballos que jalaban las calandrias y sustituirlas por vehículos motorizados, en tanto que en el puerto de Acapulco continúa el maltrato a los equinos, cuya mayoría son mal alimentados y están viejos.
A seis años de ser aprobada la Ley de Bienestar Animal, con la cual quedaron prohibidas las corridas de toros, el uso de animales en los circos, las peleas de perros y la utilización de los caballos para tirar de las calandrias, se ha postergado aplicarla bajo el argumento de no contar con una partida presupuestal, que permita a los concesionarios utilizar otros tipos para trabajar y ganarse la vida.
La iniciativa propuesta por la fracción del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en Guerrero a través del diputado Alejandro Carabias Icaza, daba un plazo de 365 días después de la publicación de la ley para su aplicación en los 81 municipios del estado, lo que alentó que finalmente se terminaría el maltrato de los caballos que jalan las calandrias en Acapulco, principalmente.
Esto, porque la ley menciona que los equinos no pueden ser utilizados como medio de transportes en zonas pavimentadas, debido a que va en contra de la naturaleza, debido a que las patas de los equinos no están adaptadas para realizar este trabajo por la dureza del concreto.
Casi dos años más tarde, el pasado 9 de junio del año 2016 y después de un exhorto que realizó el Congreso a los Ayuntamientos para acatar la citada ley, el Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta otorgó una semana a los propietarios de las calandrias en Ixtapa para sustituir a los animales o de lo contrario procederían a decomisar a los animales.
Ante esta situación, en Ixtapa-Zihuatanejo estos carruajes que anteriormente eran jalados por caballos, hoy en día funcionan con vehículos motorizados, cuatrimotos o hasta un vocho, convirtiéndose en el primer municipio que acata la Ley de Bienestar Animal.
Todo en el mundo se ha modernizado y las calandrias no se podían quedar atrás; lo que por muchos años guardó una forma de carruaje de cuentos de princesas, hoy por hoy en el binomio de playas las unidades se volvieron más amplias, equipadas con luces y sonido, televisión, música viva y hasta karaoke.
Las nuevas características son de mayor gusto y atracción para los turistas quienes, además, celebran que ya no hay maltrato y explotación animal, es una opción más de diversión y de acuerdo a los calandrieros, la mejor decisión que pudieron tomar.
Aunque no fue un cambio voluntario, sino más bien orillado ante la implementación de la Ley de Bienestar Animal en el Estado de Guerrero, los calandrieros desde el año 2016 ven reflejada su aceptación a la evolución que se traduce en mejores ganancias económicas.
Definitivamente el ahorro de dinero es inminente, por dónde se le quiera ver, la utilización de automores ahora da una mejor calidad de vida no sólo a los caballos sino también a las familias que dependen de esa actividad.
El calandriero Constantino Abundiz refirió que tan solo en la alimentación de las bestias, se gastaban al año más de 90 mil pesos, sin contar los tratamientos médicos en caso de enfermedad que cuando surgían, superaban los 3 o 5 mil pesos en una sola exhibición.
La atención inmediata a un equino era obligada, de lo contrario existía el riesgo de morir y para adquirir otro animal por muy barato desembolsaban entre 10 mil y 12 mil pesos, mientras que la cuatrimoto basta con sustituir alguna pieza averiada.
Anteriormente el recorrido de media hora para seis personas en carretas jaladas por caballos costaba 350 pesos, en un buen día y con esta tarifa el calandriero ganaba un máximo de hasta mil 400 pesos.
Hoy el costo dejó de ser por viaje y ahora es en lo individual, entre 80 y 100 pesos por persona; tomando en cuenta que las calandrias ya tienen capacidad hasta para 30 plazas, en un buen día un calandriero obtiene de ganancia hasta 3 mil pesos en tan solo un recorrido.
Los gastos de traslado eran también además de caros, engorrosos, los equinos debían ser trasladados diariamente a sus corrales en camper y ahora con las cuatrimotos, las calandrias simplemente se estacionan en un parqueadero de Ixtapa.
Tras la implementación de la Ley de Bienestar Animal, las autoridades encargadas de salvaguardar la fauna y flora del estado exigieron a los calandrieros la salida de los equinos, instrucción que, a diferencia de Acapulco, en Ixtapa-Zihuatanejo fue acatada.
Los calandrieros hicieron solicitudes al gobierno estatal o municipal para el subsidio o ayuda en la compra de las cuatrimotos pero no recibieron ningún apoyo, aunque eso no significó un freno para continuar trabajando.
Con recursos propios adquirieron a crédito motocicletas y cuatrimotos, hicieron las adecuaciones necesarias para montarlas en las calandrias y conscientes del riesgo pusieron en marcha el cambio que por fortuna para ellos fue muy bien recibido.
En la actualidad familias enteras del interior del país y el extranjero que visitan Ixtapa-Zihuatanejo disfrutan de esta atracción, dejando en claro su apoyo al cambio en beneficio de los caballos.
-Calandrieros de Acapulco renuentes al cambio-
Ya sea por capricho o miedo a lo desconocido, en el puerto de Acapulco los más de 52 calandrieros se niegan a evolucionar, buscando pretextos, se aferran a pasar por encima de la ley y por si eso fuera poco, participar en un acto tan repudiado como es el maltrato animal.
El calandriero Arturo en entrevista dijo que esa es una mala práctica que llevan a cabo sus homólogos en Acapulco y que deja al descubierto que sólo buscan su beneficio personal, sacrificando el de los animales.
Estimó que los potros cargan hasta media tonelada de peso por varias horas, tomando en cuenta la calandria, pasajeros y el conductor; desgaste que es evidente y que desde hace muchos años se da en este puerto.
En esta semana usuarios en facebook pusieron al descubierto el cansancio de un caballo y el maltrato al que es expuesto por parte de los calandrieros en Acapulco, pues en medio de la lluvia cayó rendido sobre la Costera Miguel Alemán.
Ante la mirada de turistas y habitantes el equino colapsó y en parte de eso también son responsables las autoridades encargadas de cuidar a los animales, pues aún teniendo una herramienta legal, no obligan a que dejen de ser usados los caballos para jalar calandrias.
Además de este incidente reciente, a lo largo de los años ya se presentaron otros casos, los caballos ya se han quedado atorados de alguna extremidad en una alcantarilla.
Actualmente los equinos en Acapulco se aprecian muy descuidados, con desnutrición y maltrato, están en la zona turística de Acapulco y significan un ícono de inhumanidad, compartida entre calandrieros y gobierno.
Hasta el momento ninguna autoridad ni los propios concesionarios de las calandrias han tenido la mínima intención de cambiar la situación, en franca violación a la Ley de Bienestar Animal, que en los hechos es letra muerta en Acapulco.
En repetidas ocasiones la Red de Organizaciones Protectoras del Estado de Guerrero, otros grupos ambientalistas, y ahora, los calandrieros de Ixtapa-Zihuatanejo hacen un llamado a la Profepa, al ayuntamiento de Acapulco y la Secretaría de Medio Ambiente Estatal a que de una vez por todas tomen cartas en el asunto.
Qué trabajen por el bien de los animales y decidan dar un paso hacia el cambio; que pongan en práctica lo que citó el naturalista inglés Charles Darwin, "No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio".