CHILPANCINGO. La pugna de grupos de la delincuencia organizada en la Sierra de Guerrero dejó de ser por el control de la siembra y trasiego de enervantes como amapola y mariguana, y pasó a ser por la política y la venta de seguridad, además del control de productos y servicios que muchas veces se hacen desde empresas lícitas, señaló el sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio, quien ha tomado trascendencia por su activismo en defensa de los derechos de las víctimas de esa región.
En entrevista exclusiva con El Sol de Acapulco, el padre, quien es director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello, explicó que actualmente la lucha entre los grupos criminales se centra en el tema de la política porque buscan colocar candidatos que después serán gobernantes con los que tendrán convenios para realizar obras a través de constructoras que son propiedad de estos grupos que también controlan la venta de refrescos, cigarros, cervezas y otros productos.
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“Yo no he visto ningún cultivo ilícito, para mí el nuevo negocio del crimen organizado es la política, creo que es un año electoral, buscan dominar los municipios para poner sus candidatos y tener ingresos, tienen empresas constructoras en el crimen organizado, su economía incluso ya es legal”, aseguró Filiberto Velázquez.
El padre, quien oficia misas en una capilla instalada en un albergue altruista de Chilpancingo, del cual es el encargado, agregó que la delincuencia organizada también se ha impuesto en la venta de productos como cerveza, cigarros y refresco, que estos grupos criminales se convirtieron en distribuidores y que al ser los dominantes del mercado imponen precios a esos y otros artículos.
Históricamente, la Sierra de Guerrero se ha caracterizado por ocupar los primeros lugares en la siembra de enervantes como la mariguana y la amapola, sin embargo, la introducción de productos sintéticos como el fentanilo generó una caída en el precio de la heroína que es el principal producto obtenido de la amapola, por lo que, de acuerdo con el padre Filiberto, los grupos delincuenciales diversificaron sus acciones y ahora la principal actividad es la venta de seguridad.
ZONA DE ABUNDANCIA
El sacerdote explicó que en la zona donde se localiza la comunidad de Buenavista de los Hurtado, en el municipio de Heliodoro Castillo, donde el pasado jueves fueron asesinadas cinco personas –de acuerdo con cifras que dio la Fiscalía General del Estado de Guerrero-, “la población mayoritariamente se dedica a la pesca porque está cerca el río, pero por ser una zona limítrofe entre la sierra de Tierra Caliente, los pueblos son estigmatizados de que son de los Tlacos, o que son de Familia Michoacana, cuando en realidad son sólo trabajadores que buscan el sustento de sus familias”.
“En el caso de la zona que está bajo asedio del grupo delincuencial la Familia Michoacana es un sitio en el que se tiene recursos maderables, zonas dedicadas a la agricultura, ganadería, la pesca en el río Yextla y una de las actividades en expansión es la minería”, comentó el director del centro Minerva Bello.
El sector minero es otro de los factores de disputa entre los grupos de la delincuencia por el alto potencial económico que tiene las empresas dedicadas a esta actividad, a lo que el sacerdote dijo que: “Es una zona potencialmente que se puede explotar para el oro y la plata, está la hidroeléctrica, está un río muy abundante de agua. La ganancia y las rentas que deja esta industria de la minería los van a beneficiar”.
El padre agregó que los pobladores de la sierra no piden fertilizante, apoyos económicos, obras u otras cosas, que lo que demandan es seguridad, ya que lo demás lo obtienen con su trabajo porque es una zona próspera y abundante, sólo que no se les permite trabajar por las presiones de los grupos delincuenciales.
EL ATAQUE CON DRONES
El cura Filiberto Velázquez se hizo notorio a partir del pasado viernes cuando denunció que en la comunidad de Buenavista de los Hurtado se registró presuntamente una masacre de 30 personas, luego de que el pueblo fue atacado con bombas que se lanzaron desde drones. Cuando las autoridades acudieron al sitio sólo localizaron una camioneta incendiada en la que había cuerpos calcinados y entre éstos, cinco cráneos, pero el pueblo completamente vacío.
“Como puede decir la Fiscalía que sólo son cinco personas si ni siquiera se llevaron los restos, efectivamente había cinco cráneos pero en el video pudimos apreciar que había cuerpos decapitados”, lamentó el padre.
El prelado reseñó que la denuncia la hizo porque esa fue la información que recibió de la población: “En esa zona me ubican porque hemos caminado, desde mayo, básicamente desde que surgió el desplazamiento los habitantes de Nuevo Caracol y nosotros comenzamos a brindarles ayuda humanitaria y también documentar lo que sucedía. Servimos de puente con los medios de comunicación y con el estado para llevar un poco sus demandas de seguridad, que siempre ha sido eso”.
El religioso criticó que el gobierno pretenda justificar esa masacre y todos los hechos de violencia en que hay pugnas de grupos delincuenciales: “Que la Fiscalía entonces vaya, detenga y encierre a todos los pobladores, si dicen que todos son del crimen organizado, pero que no se deslinde de responsabilidades”.
La interlocución del sacerdote logró que autoridades de los tres niveles de gobierno subieran a la comunidad de Buenavista de los Hurtado donde encontraron evidencia del ataque, los techos destrozados por las bombas, vehículos calcinados, sin embargo, de acuerdo con el sacerdote, “las autoridades no quisieron hacer las periciales para traer los cuerpos al Servicio Médico Forense y presionaron a los pobladores para que dijeran que se querían quedar con los restos, a pesar de que eso les impedirá una identificación por métodos científicos”.
Finalmente, los cuerpos calcinados se quedaron en la población y se repartieron las cenizas entre las familias que ya no quieren regresar a esa comunidad y señalaron que se quedarán en calidad de desplazados.
SACERDOTE AMENAZADO
Filiberto Velázquez, quien se ha convertido de una especie de vocero de comunidades marginadas que se encuentran azotadas por la violencia, además de ser un crítico de las autoridades que no actúan de manera eficiente en la defensa de los derechos humanos de los pobladores, también ha sido atacado y ha sido víctima de amenazas y hostigamiento.
En octubre pasado, el padre fue atacado a balazos cuando regresaba a Chilpancingo después de participar en una reunión con estudiantes de la normal de Ayotzinapa.
Y en julio, Velázquez Florencio denunció hostigamiento por parte de elementos federales que entraron al albergue que dirige para detenerlo porque días antes participó en un bloqueo a la Autopista del Sol para apoyar a familiares de desaparecidos de la Montaña Baja.