Este 30 de noviembre, concluyó una de las peores temporadas de lluvias y ciclones tropicales en Guerrero, que en la recta final dejó incuantificables daños en municipios como Acapulco y Coyuca de Benítez.
Esta temporada inició formalmente el 15 de mayo pasado, y a manera de acto protocolario, el gobierno declaró en sesión permanente al Consejo Estatal de Protección Civil.
En esa ocasión, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda informó que en 2022, esa temporada de lluvias había concluido sin ningún tipo de hechos lamentables, aún cuando siete fenómenos impactaron en la entidad.
Para este 2023, se contaron con 631 refugios temporales en todo el estado, con una capacidad para albergar a más de 136 mil personas.
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Se pronosticaban de 16 a 22 tormentas y huracanes para el Océano Pacífico, de las cuales dos últimos huracanes provocaron daños catastróficos en las costas de la entidad.
Primero fue la tormenta tropical Max, que en octubre pasado dejó dos personas muertas en el municipio de Tecpan de Galeana, en la Costa Grande de Guerrero.
Estos fenómenos dejaron viviendas inundadas, cortes carreteros, e importantes daños en cultivos y daños a vehículos.
Sin embargo, fue el huracán Otis, el que mostró verdaderamente su poder en las costas de Guerrero, al impactar como categoría 5 en Acapulco.
Se trata de uno de los fenómenos más implacables y sin precedentes en el país, que dejó como saldo daños materiales catastróficos y costó la vida de 49 personas.
Este huracán impactó el pasado 25 de octubre, y tras su paso se han dado a conocer algunas cifras para la reconstrucción de los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez, en la que se prevé una inversión de 61 mil millones de pesos, según cifras del gobierno federal.