Nació en el barrio Bravo de Tepito de la ciudad de México, de donde los efectos del Sismo del 85 lo obligaron a salir en busca de oportunidades económicas y de desarrollo, misma que encontró en Chilpancingo donde se estableció hace 35 años y hoy convertido en un ícono del centro de la ciudad, Kenamatzin Fragoso se reconoce como más chilpancingueño que el pozole y los tlacololeros.
El Kena, llegó a Chilpancingo el 31 de octubre de 1987, luego de haber pasado una temporada en la ciudad de Taxco, dedicado a la venta de artesanías que él elaboraba se instaló a un costado de lo que era la zapatería Canadá (hoy Copel), y desde entonces la ciudad adoptó como un hijo más.
Relata que en Chilpancingo se quedó porque encontró una posibilidad económica su venta de artesanías que en la ciudad de México le redituaba alrededor de entre 20 y 40 pesos diarios que calcula que serán entre 200 y 300 pesos de la moneda que circula hoy en día), en Taxco su venta creció hasta llegar a estar entre los 70 y 90 pesos, pero al llegar a Chilpancingo esas ventas se situaron entre los 150 y los 270 pesos diarios.
Además la llegada a Chilpancingo le permitió expandir su panorama comercial y además de seguir vendiendo las artesanías que elaboraba empezó a atender pedidos de “artesanías extranjeras chinas que entran de manera ilegal al país, empecé a traer tenis y fayuca”.
Su local de Kena se encuentra situado a unos pasos de la entrada del paso a desnivel, sigue vendiendo tenis, y artículos de novedad, aunque él mismo reconoce que las ventas ya no son tan generosas como lo fueron hace tres décadas.
Además de la oportunidad económica El Kena señaló que el clima de Chilpancingo fue un factor primordial que lo convenció de quedarse en este lugar, además de la tranquilidad de la ciudad y la amabilidad de la mayoría de sus habitantes.
Sin embargo, hoy Kenamatzin (que en realidad es un nombre artístico, pero su verdadero no lo revela), de manera contundente indica que si hoy hubiera llegado a esta ciudad quizás no se hubiera quedado pues las condiciones que él encontró han cambiado mucho, “Antes las casas tenían las puertas abiertas, y los lugareños salían temprano a barrer la calle y todos se saludaban, hoy si miras los locales cerrados tiene cuatro candados y nadie deja una puerta abierta”.
Su paso por la danza
Antes de viajar a Chilpancingo Kena era estudiante de Arquitectura, sin embargo la devaluación del 82 y el sismo del 85 lo obligaron a dejar la escuela en la UNAM y buscar alternativas como danzante y artesano, fue así que con un grupo consolidado de danzantes tuvo la oportunidad de viajar a Europa en la promoción del mundial México 86, después a su regreso vinieron a la ciudad de Taxco.
“Cuando llegue a Chilpancingo nos embarazamos y la danza tuvo que pausarse, le dedicamos de tiempo completo al trabajo para garantizar la comida, tener para los pañales y demás”.
Fue una década después cuando retomó su vocación artística y recuperó el grupo de danza azteca, además de que lo hace con una mayor conciencia y estudios antropológicos y sociales de lo que fue la cultura azteca en México y las representaciones que se hacen en las danzas.
“Me di cuenta que no sabía mucho que me faltaba más camino de investigar en cuestión de lengua, de tradiciones, de usos y costumbres y demás”.
Necesaria educación y cultura
Nuestro entrevistado indicó que hoy lamentablemente la descomposición social se está apoderando de todos los espacios, las modificaciones legales que se han hecho, y dan más oportunidad de cosas inadecuadas, por ejemplo antes un padre de familia llegaba a la escuela y recibía la queja, le tuve que dar un correctivo al niño porque no ponía atención y estuvo molestando en la clase, el padre de familia completaba ese correctivo y regañaba al niño, ahora los niños se quejan de que el maestro lo miró feo y lo andan denunciando por eso.
Es necesario regresar a la educación de los niños, para que no tengamos que castigar a los adultos, es necesario que todos participemos en mantener la ciudad limpia porque no es mejor la que se barre más sino la que menos se ensucia, necesitamos gobiernos más honestos, ciudadanos más conscientes y ser buenos ejemplos para las nuevas generaciones.
El Kena se reconoce chilango por haber nacido en la Ciudad de México, pero hoy ha pasado la mayor parte de su vida en Chilpancingo por eso en sus redes sociales ya es Kena –Chilpancingo, con lo que reconoce a la ciudad que lo adoptó, que le dio oportunidades de desarrollo y en la que echó sus raíces que son sus tres hijos y algunos nietos.