La angustia de Guadalupe crece a medida que avanzan los minutos. Mira su reloj y se acerca nuevamente a la reja del local. Escucha algo positivo porque su rostro se relaja. Podría decirse que hasta se nota ligeramente emocionada.
Su historia es de la muchos que buscan oxígeno en Chilpancingo…
Minutos antes, formaba parte de una larga fila de personas que espera alguna noticia de un local de venta de oxígeno en la calle Álvarez, en el centro de Chilpancingo.
La ligera lluvia poco importa, vale más que comienza a anochecer y quienes están formados no saben si alcanzarán o no oxígeno.
-No nos dicen nada -Contesta cuando se pregunta sobre si hay o no el anhelado producto.
Mira el celular en la mano del reportero y se contiene. Una vez guardado el aparato, suelta un poco:
-Tengo aquí una hora y lo único que nos dicen es que esperemos ver si alcanzamos o no (oxígeno). Recorrimos varios lugares y este es el único abierto. -Agrega mientras voltea hacia un Chevy Azul que la espera metros adelante.
- Es para mi mamá. -Se anticipa a la pregunta. -Es una persona mayor, lleva varios días con Covid y comenzó a sentirse mal en la mañana. Queremos llenar el tanque por cualquier cosa. Ojalá sea de Dios y no lo necesitemos, pero por si acaso…
Su historia seguramente es la misma que la de las 15 personas formadas detrás de ella.
En Chilpancingo, hay muy pocos lugares donde venden oxígeno. No más de 5 o 6. El más conocido y con mayor capacidad -según los comentarios en la fila- es este.
- Los otros (locales) abren cuando tienen, si es que tienen. Y cuando no hay, ni mensajes o llamadas atienden. -Agrega un joven detrás de Guadalupe.
-Recorrimos 4 lugares y solamente aquí parece que hay. – Agrega la mujer de unos 40 años, quien se centra en mandar mensajes desde su celular.
- Mi mamá está bien, pero no podemos confiarnos -Dice a manera de explicación con una ligera sonrisa.
-¿Puedo retomar algunos datos de su historia? -Suelta el reportero de manera directa.
- Es la misma de muchos… -Dice a manera de contención.
- Es la idea: mostrar cómo mucha gente está padeciendo los efectos del covid... -Revira el reportero.
- Lo único que debemos saber es que debemos de cuidarnos. Todos. Esto es un infierno. Quienes puedan, deben vacunarse.
Escucha algo y se acerca a la reja. Su rostro cambia y recibe un pequeño tanque de oxígeno. Entrega un papel y enfila hacia el Chevy que enciende el motor.
- Soy Guadalupe… -Regala un poco más relajada.
-¡Cuídense, por favor! – Agrega ya sonriente antes de cerrar la puerta del vehículo.