El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández oró en la Basílica de Guadalupe de la ciudad de México para pedir que las autoridades de Guerrero no se corrompan y que al igual que lo hace la iglesia busquen la paz, la oración se hizo en el marco de la crisis de violencia e inseguridad que se tiene en Chilpancingo y en diversas partes del estado.
El religioso emitió un mensaje desde el templo más importante de América Latina, en el que se guarda el ayate del indio Juan Diego que es donde se estampó la imagen original de la virgen hace casi medio milenio. Desde ese lugar condenó la violencia que se ha registrado y que como consecuencia dejó cuatro días sin transporte público a la capital del estado.
La visita la realizó para recibir en ese lugar a “los peregrinos de a pie” y celebrar misa para ellos, después realizar un rosario con las peticiones especiales de paz y seguridad para Guerrero, además que los gobernantes sean iluminados con sabiduría para que no se corrompan ante la delincuencia.
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“Estamos rezando por la situación que se vive en nuestra diócesis, en nuestro estado, confiamos mucho en la Santísima Virgen María de Guadalupe ella que nos trajo la paz, nos trajo la alegría, nos trajo la salud que expulsó al espíritu inmundo a los enemigos”.
NO HACER CASO A MENSAJES FALSOS
El obispo realizó una petición especial a los feligreses de Guerrero para no hacer caso a tantas noticias falsas que enferman, y ponen de nervios, por ello pidió serenarse y ponerse en las manos de la virgen María de Guadalupe, el mensaje tiene que ver con la crisis de terror que se vivió la noche del jueves especialmente en el municipio de Tixtla donde se difundieron mensajes amenazadores que obligaron a la población a meterse en sus casas a partir de la siete de la noche.
En este lugar camionetas de hombres armados recorrieron las calles pidiendo que cerraran sus negocios porque esperaban la llegada de hombres armados de otro grupo algo que no pasó.
“Como iglesia, estamos poniendo nuestro granito de arena con nuestras oraciones y portándonos bien y ayudándonos unos a otros que los más fuertes ayuden a los más débiles, sobre todo los que están sufriendo la pérdida de un ser querido y aquellos que están asustados espantados por la quema de transportes”.
El obispo también incluyó a los delincuentes en sus oraciones, “pidamos a Dios por esos hombres que tienen en su corazón odio, rencores, que la Virgen María se los toque como verdadera madre y se apacigüen”.