Mientras que la mayoría de los hogares este lunes se vistieron de fiesta para conmemorar el día de las madres, doña Denis tuvo que pasar el día en el trabajo ella opera uno de los módulos desinfectantes que se encuentran colocados en calles del centro de la ciudad.
La mujer y su hija que en un par de meses también será madre, se encuentra afuera del edificio Vicente Guerrero, su función es apretar el mecanismo para que el rociador disperse el líquido al paso de los transeúntes.
Denis, tiene que laborar 8 horas diarias 4 días de la semana y por ello recibe un pago de 900 pesos que les entrega personal del gobierno sin ningún compromiso laboral, ni prestaciones, mucho menos seguro social.
“Es muy triste tener que estar aquí porque bien podría estar al lado de mi madre y mis hermanos pero también tengo que dar gracias porque tengo un trabajo ya que por la pandemia perdí el anterior trabajo que tenía”.
Comentó que ella laboraba en las oficinas del INEA realizando el aseo, pero hace más de medio año que ahí el trabajo se terminó, al encontrarse sin una fuente de ingresos aceptó el trabajo en el módulo desinfectante a pesar del riesgo que corre al estar en ese sitio.
“Aquí estanos a la voluntad de Dios, y todos los días le doy las gracias por no permitir que enfermemos, y así ya son más de seis meses que estamos de lunes a Jueves operando el módulo sin tener contagio”.
La mujer reconoció como una gracia que su hija también tenga trabajo en la misma actividad y que estén juntas en este momento importante de su vida en el que también se convertirá en madre.
“Tengo 35 años y pronto podré abrazar a mi nieto o nieta lo que dios nos quiera mandar, creo que eso es una bendición”
Finalmente, Denis indicó que esperaría a que concluya su turno de ocho horas para poder ir a la casa de su madre abrazarla muy fuerte, y convivir un rato con sus hermanos, “será tarde mi festejo, porque no nos dieron el día a pesar de ser madres, pero iremos porque no puedo dejar de ir a abrazar a la mujer que me dio la vida”.