Hace un año exactamente, Acapulco dio un paso hacia el progreso al finalmente hacer válida la Ley de bienestar Animal, prohibiendo de manera definitiva las calandrias tiradas por caballos que circulaban en la costera Miguel Alemán, en la zona turística del puerto.
En ese entonces, más de 40 caballos fueron enviados al santuario Cuacolandia para su “jubilación” luego de haber sido usados para tirar las calandrias en el puerto de Acapulco, lugar donde cotidianamente era evidenciado por los ciudadanos el mal estado físico de los equinos para realizar largas horas de trabajo, a través de videos en diferentes redes sociales.
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Para quienes visitaban el puerto, las calandrias fueron una de las atracciones turísticas implementadas desde los años 70, pues la idea era tener un recorrido apacible, a bordo de una especie de carruaje tirado por un caballo mientras recorría la zona turística sobre la costera Miguel Alemán.
En su momento fueron atractivas y posiblemente había un mejor cuidado de los equinos, pero con la modernización del puerto, este tipo de atractivos quedó atrapado en ese contexto; hasta principios del 2020 aún circulaban entre los carros de la calle, en muchas ocasiones con un sobrecupo de personas, así como adornos y luces estrafalarias tanto en los carros que tiraban, como sobre ellos.
A esto, se le sumaba la evidente mala alimentación de los equinos y un descuido en general que provocaba escenas de caballos tirados sobre la calle cuando salían a hacer sus recorridos.
El retiro de los caballos se dio a cinco años (en ese entonces ) de haberse aprobado la Ley de Bienestar Animal en Guerrero; en esa ocasión, se les entregó 41 cuatrimotos a concesionarios de calandrias de Acapulco, para la sustitución de los caballos.
Si bien, en las redes muchos manifestaban que estos eran un atractivo de la zona turística, pero el bienestar de los animales prevaleció sobre el interés económico… y así llegaron a su destino.
Cuacolandia
El santuario Cuacolandia se ha convertido en un lugar ideal para la mayoría de los equinos y demás cuadrúpedos que son diariamente violentados pese a las distintas leyes vigentes del país que prohíben esas prácticas.
El santuario es de los pocos que existen en el país, que son completamente abocados al cuidado de los equinos, a tal grado de incluso ofrecerles un espacio grande para que estos puedan estar lo más cercano a su estado salvaje.
De la mano de Elena Larrea, el proyecto con su dedicación poco a poco comenzó a tomar la fuerza para que este santuario sea considerado como el más importante de (o al menos uno de los más importantes) del país.
En entrevista exclusiva con El Sol de Acapulco, Elena Larrea comentó que en un principio la situación sí fue difícil y complicada, porque nadie valora de la misma manera a los caballos como sí lo hacen con los perros, gatos o algunos otros animales de compañía.
Elena aseguró que el proyecto no fue pensado para que los caballos se criaran ahí, sino como un santuario para que aquellos animales que sufran maltrato en alguna parte del país, puedan llegar al lugar para pasar mejores días bajo los cuidados necesarios por los veterinarios... pero, insiste, en un espacio lo más cercano a un estado salvaje.
Si bien, en un principio fue pensado para exclusivamente caballos, Elena asegura que actualmente reciben a una mayor diversidad de cuadrúpedos.
Concretamente, los caballos de Acapulco llegaron un 18 de marzo de 2020, en un estado deplorable; pese a que en su momento los dueños aseguraban que estaban en excelentes condiciones, Elena asegura que los 42 equinos mostraban signos de desnutrición, un mal herraje que repercute en la salud del caballo, así como golpes y moretones.
"Llegaron desnutridos flacos con heridas de transporte mordeduras de murciélagos y fiebre de embarque y desconocemos el destino final de ellos".Elena Larrea
La entrevista completa, la puedes escuchar en nuestro canal de YouTube o en el siguiente video: