Cuando doña Eloísa migró hace cinco años de su natal Atoyac a la capital del estado, Chilpancingo, no imaginó lo difícil que sería poder subsistir a una pandemia en la que su esposo y tres hijos perdieron su empleo como albañiles, además la envidia de sus vecinos a dificultado sacar a flote un negocio de venta de lavaderos que buscan implementar a manera de autoempleo.
Ana Eloísa Hernández Sotelo, no fue a la escuela y desde pequeña aprendió que todos los miembros de la familia deben trabajar para ganarse el pan de cada día, por ello han tratado de impulsar un negocio de venta de lavaderos que elaboran a base de cemento y con técnicas muy rudimentarias.
“Los lavaderos los hacen entre mi esposo y mi hijo, pero es muy poca la gente que viene hasta acá para comprarlos (en la colonia Noche Buena”) por eso tratamos de ponernos en la calle principal de la colonia sección séptima pero una vecina fue a insultarnos y nos corrió”.
Indicó que también fabrican macetas de cemento y cualquier cosa que les encarguen pues sus familiares son albañiles que le entienden al trabajo con cemento.
La mujer indicó que en esta pandemia han pasado hambres porque la venta ha sido muy poca, en realidad no habíamos vendido nada hasta que una señora vino y nos subió a grupos de whatsapp y Facebook, con ello contactamos a una señora que viene de Zumpango y se ha llevado varios lavaderos para ayudarnos a venderlos allá.
“Ahorita ya vendí uno de 150 pesos, con eso voy a comprar comida y ya la vamos a pasar, porque el dinero ha escaseado mucho, sólo nos llega lo que le dan de pensión del López Obrador a i esposo, pero yo como apenas tengo 64 años aún no me apoyan”.
Casi al punto del llanto la mujer pidió al gobierno de Antonio Gaspar Beltrán que la visite para que vea que no son personas malas y que sólo quieren una oportunidad para poder trabajar de forma honesta, buscamos que nos den un lugar donde ponernos a vender los lavaderos, que sea un sitio donde pasen los carros porque aquí en la casa es muy poca la gente que los pasa a ver.
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