Escuelas cerradas fue la postal de este lunes con el regreso a clases al reanudarse el ciclo escolar en las ocho regiones de Guerrero, la mayoría por los daños que sufrió la infraestructura educativa por el huracán Otis y el escenario de violencia en algunos municipios.
Tal y como lo establece el calendario escolar, este 8 de enero todo el personal administrativo, de apoyo a la educación y personal docente del sistema básico, debieron regresar a las aulas y cumplir con el plan de estudios.
En el caso concreto de la región Acapulco y Coyuca de Benítez, se estima que 200 mil alumnos no pudieron regresar a clases presenciales por los daños a los planteles que causó a su paso el huracán Otis, el pasado 24 de octubre.
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En Acapulco solo 60 planteles de preescolar perteneciente al sector 04 tuvieron clases presenciales, mientras que en las primarias pocos trabajadores de la educación cumplieron con su jornada de trabajo, en virtud que argumentaron que todavía no hay condiciones.
Las que dieron clases presenciales lo hicieron con limitantes, debido a que algunas no cuentan con energía electrica o el servicio de agua potable, motivo por el cual recortaron el horario de clases y otros no se presentaron a trabajar.
El titular de la Secretaría de Educación Guerrero, Marcial Rodríguez Saldaña, no estuvo disponible para informar de manera oficial si se suspendieron clases en los municipios de Heliodoro Castillo, Leonardo Bravo y Petatlán, por los últimos hechos de violencia.
La delegada de los Servicios Educativos de la Región Acapulco-Coyuca, Martha del Rocio Carachure, pidió que se le hiciera entrega de los reportes para poder dar la cifra de planteles que reanudaron el calendario escolar.
Pero reconoció que hubo algunos contratiempos porque se están integrando los Comités de Padres de Familia para poder acceder al programa La Escuea es Nuestra y reporner todo el material didactico que se perdió por el meteoro.
Pero indicó que este martes si tendrán clases todas las escuelas que tengan condiciones de hacerlo, pues recordó que los daños que sufrio la infraestructura educativa es importante, pero afortunadamente se están dispersando los 68 millones de pesos para atender daños menores.