Chilpancingo arrastra un problema histórico en materia de agua potable, que se ha agudizado con el crecimiento desmedido de la población, la falta de un proyecto sustentable y la contaminación del río Huacapa, un afluente que atravesaba la ciudad de norte a sur, lo cual tiene a un 45.7 por ciento de su población sin el acceso a este liquido.
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De acuerdo con informes oficiales, solo 326 de 600 colonias que conforman la capital guerrerense tienen cobertura a la infraestructura que tiene la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo.
El resto de las colonias que se ubican en la zonas altas, en la periferia de la ciudad, recurre a la compra de agua en pipa, cuyos precios rondan los 450 y 900 pesos, según la capacidad.
Otras colonias dependen de sistemas propios como Peña Rajada, donde se sustrae el agua de un manantial y que por gravedad se distribuye a las viviendas ubicadas en la zona poniente.
Actualmente, el grueso de domicilios en Chilpancingo, es decir poco más del 54 por ciento, recibe agua potable de tres sistemas de agua ubicados en Acahuizotla, Omiltemi y Mochitlán, comunidades localizadas a unos 30 minutos de la ciudad.
En el sexenio pasado del gobierno estatal, un informe oficial destaca que durante esa administración del priista Héctor Astudillo Flores, se invirtieron 700 millones de pesos en obras hidráulicas para atender el problema de agua potable.
La actual administración municipal de Norma Otilia Hernández Martinez, estima que con unos 3 mil millones de pesos podría resolverse en la capital el problema de agua potable, en la cual las manifestaciones han ido en aumento debido a factores como el estiaje.