Con una sombrilla atada a su cabeza, mucha necesidad a cuestas y la esperanza de poder vender los cubrebocas artesanales que ella y su madre elaboran, la joven Lucero Morales decidió conquistar la ciudad de Chilpancingo, a donde llegó desde su natal Xalitla con una bolsa de sus artesanías.
“Uno por 60 o dos por cien”, indica la joven a los transeúntes de los que muchos se detienen deslumbrados por el colorido y belleza de los cubrebocas artesanales que extendió sobre una sábana en la calle 21 de Marzo a un costado del Mercado Baltazar R leyva Mancilla.
Lucero Morales, relató que vino a Chilpancingo a pesar de saber el riesgo que representa el viaje porque en su pueblo es imposible conseguir dinero para el sustento diario, “allá todo el pueblo son artesanos, tenemos que salir a vender, pero ahorita en todos lados nos han cerrado las puertas debido a la pandemia de Coronavirus.
Indicó que ancestralmente su familia se ha dedicado a la elaboración y comercialización de artesanías de barro, pulseras y rosarios, que llevan a ofrecer a la Ciudad de México, sin embargo en este momento que todos los espacios turísticos se encuentran cerrados la alternativa fue virar el giro del comercio y vender lo que todo mundo busca cubrebocas, a los que les dieron un toque artesanal propio de la región náhuatl del alto Balsas.
“Mi fuerte es la Villa en la Ciudad de México, allá es donde vendemos bien, sin embargo hoy estamos aquí buscando algo de recursos que nos permita tener algo para comer”.
De los cubrebocas, indicó que en Xalitla hay muchas familias que los están elaborando y salen a venderlos en las plazas porque otro tipo de artesanías en este momento se tiene detenida su venta “tenemos paisanos que van a vender a Teotihuacán, otros van hasta Acapulco, algunos a Oaxaca pero todas esas plazas ahorita están cerradas, por eso hay muchos paisanos que están haciendo los cubrebocas y se van a buscar donde venderlos, yo vine aquí y me fue regular ya vendí aproximadamente 30 piezas”, comentó la joven.
"VENIMOS A MALBARATAR POR NECESIDAD"
Eplicerio Ramírez es originario de la comunidad de Ameyaltepec del municipio de Eduardo Neri también situada en la zona del alto Balsas, se dedica a vender artesanías de barro y sombreros pintados a mano, indicó que su zona de venta tradicionalmente es el estado de Oaxaca donde entrega sus productos por mayoreo pero sus clientes hace más de tres meses que no le piden una sola pieza.
“Aquí estoy dando precio más barato que por mayoreo pero necesito vender algo para poder llevar comida, muchos de los productos incluso estamos ofreciéndolos a cambio de fruta, verdura, carne o cualquier otro producto alimenticio”.
El indígena náhuatl, señaló que la elaboración de artesanías es un proceso complicado y lento, tiene que comprar las piezas de barro, prepararlas, pintarlas y barnizarlas, después buscar los espacios de comercialización.
Comentó que una persona diestra en la elaboración de las artesanías puede producir entre cinco y siete piezas de las que se venden en 35 pesos, con eso pueden apenas sacar para comer porque de esos 35 se tiene que pagar la pieza, la pintura, pinceles, solventes, barniz y más cosas.
ARTESANOS RECONOCIDOS
El artesano indicó que lamentablemente el comercio local poco reconoce el valor de la artesanía que se elabora en esta zona del alto Balsas, sin embargo se congratuló de que existan paisanos suyos que se han reconocido en todo el mundo por el arte impreso en las piezas que fabrican.
Destacó a Cristino Flores Medina; a Francisco García Simona, que experimenta con colores planos y figuras grandes y que dibuja como en negativo fotográfico; a Pedro Díaz Antonio de Ameyaltepec, quien pintó en el piso 51 de la Torre Mayor de Paseo de la Reforma de la Ciudad de México un mural de 40 metros cuadrados, otros que realizaron los murales de la entrada del Auditorio Sentimientos de la Nación.