El ex coordinador de la Policía Comunitaria de Tixtla, Gonzalo Molina González, acusó a la presidenta municipal Erika Alcaraz Sosa de tener presuntos vínculos con la delincuencia organizada y haber sido presunta cómplice del robo que sufrió la base del Fortín, donde hace un par de semanas por más de dos horas hombres armados saquearon el inmueble y hasta grúas utilizaron para llevarse dos vehículos.
El 15 de enero un grupo de personas armadas irrumpieron al medio día en el barrio del Fortín, en el sitio que se utilizaba como base de la Policía Comunitaria de ahí se llevaron dos camionetas y todo lo que pudieron cargar, lo que no se llevaron lo destruyeron con la clara intención de que este grupo no se reestructurara.
Al respecto, Gonzalo Molina expresó que el robo en esta base tiene una evidente complicidad de las autoridades con los grupos delincuenciales y en este caso específico el de la alcaldesa, “los delincuentes tardaron dos horas actuando en la base del Fortín y utilizaron hasta grúas para llevarse las camionetas, eso no pudo pasar desapercibido en la presidencia, pero se negaron a actuar”.
El ataque a la base del Fortín se registró apenas un día después de que fue liberado el policía comunitario de Acatempa, Julio César Coctecón Rendón y en el marco de su salida anunciaron que se reorganizaría la Policía Comunitaria de Tixtla.
Por ello se presumió que el robo de las camionetas y el desmantelamiento de su espacio de reuniones fue una respuesta del grupo que opera en la cabecera municipal y obviamente con complicidad de la alcaldesa