A 9 años de "Ingrid" y "Manuel" aún persisten sus daños

Una en el Golfo de México y la otra en el Pacífico, ambas tormentas provocaron uno de los desastres más letales de la historia en el país

Celso Castro | El Sol de Acapulco

  · miércoles 14 de septiembre de 2022

Las tormentas "Ingrid" y "Manuel" afectaron severamente al estado de Guerrero. | Abel Miranda | El Sol de Acapulco

Hace 9 años, Guerrero sufrió el impactó extraordinario del fenómeno hidrometeorológico "Ingrid" y "Manuel", que dejó heridas que todavía no sanan, el número de víctimas es todavía tema de debate y hay damnificados en espera de ayuda gubernamental.

Transcurría el 15 de septiembre de 2013, era la temporada de ciclones y huracanes, el Servicio Meteorológico Nacional emitió un aviso sobre la presencia de "Ingrid" en el Golfo de México, pero no advirtió su interacción con "Manuel", que se desplazaba por el Océano Pacífico, por lo que esa tarde la intensa lluvia tomó por sorpresa a la población.

Nadie se imagino que se trataba del evento de mayor impacto en términos sociales y económicos, así como uno de los más letales de la historia contemporánea del país, por las pérdidas humanas que cobró en Guerrero.

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El torrencial aguacero que cubrió a los municipios costeros de este estado suriano, pronto provocó la crecidas de arroyos y el aumento de los caudales de los ríos, que ocasionó inundaciones y deslaves de laderas.

En el caso concreto del puerto de Acapulco, la fotografía desnudo uno de los desastres más destructivos de la historia de México, al dejar viviendas bajo el agua, cortes carreteros y la caída de puentes, como el de Lomas de Chapultepec.

Este ocasionó que este destino de playa quedara incomunicado por los estragos que sufrieron las vías de comunicación, quedando varados más de 40 mil turistas, que no podían salir por carretera ni por vía área, por lo que el gobierno federal se hizo cargo de los gastos de hospedaje y alimentación.

Se busca establecer las condiciones de habitabilidad. / Foto: Abel Miranda | El Sol de Acapulco

Al tiempo que se implementó un puente aéreo con la participación de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, así como del apoyo de empresas privadas, que, por cierto, también se utilizó para transportar alimentos y medicinas para atender los riesgos de brotes de enfermedades por el desastre.

La tragedia, sin embargo, ocurrió en la comunidad de La Pintada, municipio de Atoyac de Álvarez, un cerro se deslizo y toneladas de lodo sepultó las viviendas y parte del centro del poblado, 71 personas perdieron la vida, aunque la cifra es mayor, según testimonios de los mismos pobladores.

El gobernador de ese entonces, Angel Aguirre Rivero, solicitó apoyo al gobierno federal y se reubicó a las familias que perdieron sus casas, toda vez que personal de Protección Civil alertó sobre el riesgo de un nuevo derrumbe.

Pero no fueron los únicos afectados, los habitantes de la comunidad Los Chicahuales, municipio de Chilpancingo, también tuvieron que ser evacuados a un paraje conocido como El Risco de Oro, perteneciente a Leonardo Bravo.

Afectados señalan que el estado no ha cumplido con los procesos de reconstrucción./ Foto: Abel Miranda | El Sol de Acapulco

Mil 100 personas confiaron en el gobierno del estado y aceptaron dejar su asentamiento, pero es la fecha en que la Procuraduría Agraria ni siquiera les ha entregado las escrituras para acreditar la propiedad de sus predios.

Ante el olvido gubernamental tuvieron que construir sus viviendas de madera, pero además, un grupo de 400 personas se regresó al lugar donde habitaban y las otras 700 se quedaron en el predio Risco de Oro, reclamando justicia a las autoridades.

Los damnificados no cuentan con servicios públicos como agua, drenaje y al menos un centro de salud, como se les prometió, por ello exigen a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, que cumpla con la construcción de sus viviendas y se haga la legalización de sus terrenos.

Cabe mencionar, que el saldo de este fenómeno hidrometeorológico, según el gobierno del estado, afectó a 56 de los 81 municipios de Guerrero, cuya mayoría presentaron daños severos; más de un centenar de personas perdieron la vida; y alrededor de 13 mil viviendas, 540 escuelas y 35 centros de salud sufrieron daños, al igual que la red carretera, que a pesar que fueron reparadas, queda el recuerdo de lo impredecible que puede ser la naturaleza.