El comercio informal ha sido parte de los atractivos turísticos de las playas de Acapulco, tal es el caso de las personas que venden antojitos mexicanos, como lo son la gran variedad de quesadillas.
La tortilla dorada en aceite, con algún ingrediente en su interior, rellena con lechuga, cebolla y jitomate, bañada con crema, queso y salsa verde, ha deleitado a miles de turistas y lugareños que acuden a las playas de la bahía de Santa Lucía, la cual ha sido la fuente de trabajo de Marcela Sheloman, que por más de 17 años ha sido el sustento económico de su familia.
Desde las 7:00 de la mañana, Marce, como la conocen los prestadores de servicios turísticos de la franja de arena, inicia friendo en aceite las quesadillas de papa, requesón y pescado que deja listas desde la noche.
Ella cuenta que diariamente camina a partir de la playa de Costera 125 hasta donde se ubica el Hotel Fiesta Americana, ofreciendo sus doradas quesadillas.
Marcela, originaria de Chilapa de Álvarez, llegó al puerto hace 20 años y lleva más de 17 años preparando quesadillas. Es madre soltera de dos hijos varones, de 19 y 9 años de edad, ambos estudiantes de preparatoria y primaria.
Ella es una de las tantas madres solteras ejemplares que decidieron no exigir un pensión económica a quien evadió sus responsabilidades como padre para cubrir las necesidades de sus hijos.
Cuenta que el secreto para salir adelante, es que a sus quesadillas les pone esfuerzo, constancia y un toque de sazón aderezado con buen ánimo.
En temporada vacacional prepara más de 10 kilos de tortillas de donde le salen 60 quesadillas aproximadamente y en días normales 4 o 5 kilos de las cuales dependiendo del cliente las vende en 50 o 40 pesos la orden de 4 piezas, narró la comerciante.
Para ella lo más pesado de su oficio es que camina bajo los rayos del sol diariamente, por ello, trata de proteger su piel para evitar quemaduras, usando una sudadera de manga larga de tela de algodón, una gorra y una toalla pequeña sobre la cabeza para cubrir su cuello.