La iglesia católica de Acapulco reconoció que la educación es importante para el aprendizaje de contenidos y destrezas que capaciten a una persona para dar a la sociedad un servicio y así vivir de manera digna.
Sin embargo, el aprendizaje de contenidos y destrezas no basta. “Si la educación no forma antes que nada personas íntegras que amen el bien, la belleza, la verdad y la justicia, todo lo demás queda fincado en terreno frágil y superficial”, destacó el arzobispo Leopoldo González González
A través de un comunicado replicó la propuesta del Papa el cual propone a todos los educadores, añadir un nuevo contenido a la enseñanza que es la fraternidad.
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Pidió orar para que los educadores sean “testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la confrontación y ayudando especialmente a los jóvenes más vulnerables”.
González González puntualizó que solo de este modo de relacionarse hace posible la construcción de una sociedad justa, la construcción de esa paz estable y duradera, que tanto necesitamos y anhelamos.
Añadió que la fraternidad se aprende en el seno de la familia “nos enseña a ser hermanos, y desde ella la fraternidad se proyecta como una promesa en la sociedad y en las relaciones entre los pueblos”, concluyó.