El olor a epazote, los gritos de “pásele por su elote, esquite y plátano frito” y el ver la olla en el anafre copeteada de granos rebanados y elotes calientes listos para deleitar hace que se pierda la dieta.
La calle quebrada, que se ubica atrás de la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad, es una parada obligada para los antojos, pues hay desde elotes, esquites, plátanos fritos, papas fritas, palomitas y frituras que las preparan con salsas, chiles y limón.
Es el corredor de la gula del maiz y las fritangas
No importa que el piso esté lleno de grasa, tanques de gas que ponen en riesgo la vida de los vendedores y clientes así como la tan aglomerada y angosta calle que casi te pasa a traer un carro.
El llegar a este lugar, donde se ubican seis pequeños puestos semifijos, tienes que decidir con quién vas a cumplir tu antojo, elegir un elote tierno con chile, un esquite caliente y prepararlo a tu gusto que hasta se te haga agua la boca.
O comprar tu plátano caliente y llenarlo de lechera. Pero también no puedes dejar de deleitar unas papas con chile en polvo o en líquido, o le puedes echar esquites a tus doritos o nachos.
Con queso, mayonesa, limón, una variedad de chiles desde búfalo, valentina, de árbol y hasta Tajín así puedes preparar tu esquite y contagiar a otros para que den rienda suelta al antojo y la gula.