En los años 70s’ Don José Pascal con más de 60 años se le apareció entre su maizal al hombre con patas de venado, que muchos lo identifican como el Diablo.
De acuerdo a las leyendas que cuentan los vecinos del poblado de Ejido Viejo, del municipio de Coyuca de Benítez, región de la Costa Grande, Don José tenía su siembra de maíz en el cerro, a dos horas de su casa a pie, en esa localidad.
Según don José le había dicho a su esposa que se iría a cuidar la siembra porque días antes había visto huellas de venados y de jaguares, además que ya empezaba a brotar las espigas del maizal y que las aves a temprana hora se asentaban sobre la siembra y dañaban las plantas.
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Así que se iba unos días al cerro y allá se quedaba a cuidar por las noches, pero en una noche de luna sentado bajo el "torito" que es como le llaman a una pequeña choza de solo un techo sostenido por horcones medianos, se encontraba solo con un par de perros que tenía y un rifle calibre 22, estaba sentado tomando café y fumando un cigarro por el frío que sentía.
En medio de la oscuridad y la luz de la luna vio como entre los surcos del maizal se abría paso un hombre muy alto, dijo que era tan alto que probablemente medía más de 2 metros y medio, de complexión robusta e iba vestido completamente de negro, incluyendo el sombrero de charro que traía puesto.
Los perros se quedaron impávidos sin hacer la menor reacción ante la llegada del intruso, solo bajaron sus orejas y metieron la cola entre sus patas y se escondieron detrás de la silla de madera de Don José.
El hombre de negro saludo a Don José, quien le respondió y todavía lo invitó a tomar una taza de café y un cigarrillo; el hombre quien oculta parte de su rostro bajo el sombrero, le preguntó con una voz gruesa, el porqué de su preocupación de su sembradío, a lo que le responde que ha visto pisadas de venados y jaguares.
El varón de más de 2 metros sube su pierna al escalón dónde estaba Don José y le contesta nada de qué preocuparse, inmediatamente se percató que sus pies eran patas de venado.
El “diablo” da la vuelta y le da las gracias por el cigarrillo y el café y continúa su andar entre el maizal.
Don José estuvo en cama por 3 días con noches de fiebre y espanto. Desde entonces no volvió a quedarse solo de noche en su cosecha y del hombre de ropas oscuras jamás supo de él.