Mirarla avanzar a toda prisa, con enjundia y acompañada de tres de sus cuatro hijos cerca de la Unidad Deportiva Jorge Campos de la colonia Ciudad Renacimiento, parecía que estaba haciendo algún circuito, preparándose para alguna competencia deportiva al practicar caminata.
Pero no era así, doña Aurora avanzaba a paso redoblado para llegar a tiempo al centro de compra de PET, uno de los que se tiene en esta colonia creada en el gobierno de Rubén Figueroa Figueroa para bajar a la población porteña de los cerros invadidos, antes de que cerraran el negocio.
A pesar de las prisas, la mujer que se quedó sin empleo de vendedora debido a la pandemia de Coronavirus que cerró miles de negocios y acabó con miles más de empleos, se da tiempo para platicar un poco.
De apellidos Gallardo Parra, empuja su triciclo junto con el mayor de sus hijos para avanzar más a prisa a pesar de que arriba viajan dos pequeños más y cargan una bolsa de plástico negra con decenas de botellas del mismo material de distintas bebidas refrescantes.
Cuenta que al estar desempleada se dedica a recolectar PET de lunes a domingo para reunir un promedio de cien pesos diarios con la finalidad de mantener a sus pequeños, de los que cuenta, estos cuatro están a su cargo.
Jugando al peligro, al no usar cubrebocas, tanto ella como los tres menores que la acompañan, doña Aurora recorre diariamente decenas de kilómetros de las calles polvosas de la colonia Frontera donde vive, las inconclusas de ciudad Renacimiento y de otros núcleos poblacionales colindantes en busca de PET.
Parte del plástico que vende, es donado por vecinos y otros embaces son juntados y recolectados por ella en compañía de los pequeños que la acompañan en su recorrido para llenar con mayor prontitud la bolsa para que se los compren y con ello pueda mantenerlos.
-¿De dónde los recoge?
“De ahí, los vecinos me van regalando botitos y yo los recojo. Y los que vamos juntando nosotros ahí”.
La charla fue corta, no se hicieron muchas preguntas, ella tenía una prioridad, aunque también disposición para dialogar con nosotros y como si fuera una paradoja en un deporte extremo, la mujer siguió avanzando por circuito interior de Ciudad Renacimiento, a su paso redoblado para llegar a vender el plástico que sirva para comprar los productos básicos para alimentar a sus cuatro hijos.
Como ella, existen cientos de historias de personas que al quedar sin trabajo por el cierre de negocios, han optado por buscar otras opciones de autoempleo que les permitan generar ingresos y con ello mantener a sus familias en medio de la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus de la cual, ya se tiene una vacuna en el mundo, pero aún no se tiene la fecha en que llegará el biológico para frenar los contagios que se han expandido a lo largo y ancho de Acapulco, ciudad cosmopolita que al salir de la zona turística comienza a transformarse en un suburbio carente de servicios e inseguridad.