Cabizbajo y con lágrimas en los ojos, un acapulqueño de 47 años de edad describió el calvario en que se convirtió su vida y la de su familia, después de que personas desconocidas desaparecieran a su hija de apenas 15 años de edad cuando esta salió de su casa para hacer una recarga telefónica.
La desesperación, impotencia y la falta de eficacia en la búsqueda por parte de la Fiscalía General del Estado, llevó a este hombre a meterse a las colonias y barrios más peligrosos de Acapulco en donde operan bandas criminales que se encargan de la venta de droga, extorsión y secuestro, con la finalidad de encontrar con vida a su pequeña.
El hombre jamás imaginó que, por negligencia de la autoridad, tan solo encontraría la osamenta de su pequeña. El testimonio relatado detalla que fue un nueve de agosto del 2015 a las 15:00 horas cuando vieron por última vez a su hija, fecha y hora que nos e borrará de su memoria y desde la que asegura, pareciera como si a él y a su esposa se les “acabara la vida”.
Dedicado a la construcción, aseguró que, las primeras horas, se imaginó que la desaparición se trataba de un acto de rebeldía propia de la adolescencia o incluso, que la menor se encontraba en un velorio de un compañero de escuela que habían matado recientemente, pero las horas trascurrieron y el temor invadió a la totalidad de la familia, por lo que decidieron dar aviso a la autoridad.
“Yo me metí a lugares y conocí a personas que en mi vida pensé conocer, algunas de ellas me pidieron dinero para ayudarme, el cual no lo tenía, pero lo conseguí y te puedo decir que hasta el momento estoy endeudado por ese dinero que me pedían algunas personas que me decían que ellos me iban a ayudar para encontrar a mi hija”, indicó al reportero mientras recordaba la triste historia.
En este tiempo, los estragos de la desaparición empezaron a reflejarse en el padre y la madre de la adolescente, debido a que la falta de apetito y las noches sin dormir, estaban provocando una eminente muerte silenciosa para los progenitores angustiados.
A los tres meses de la desaparición, la búsqueda lo llevó a conocer a una persona de la cual no reveló mayores datos, pero dijo que fue quien le informó de la existencia de una fosa clandestina en donde presuntamente habían enterrado a su hija después de que delincuentes le quitaran la vida.
Al acudir a la autoridad e informarle de lo conocido, la respuesta no fue favorable, debido a que la comandante que llevaba el caso “me dijo que no me podía acompañar, que no me metiera en cosas porque me podía pasar algo a mí, no sé si ella averiguó algo del por qué desaparecieron a mi niña o qué sabía, porque cuando empezó la investigación ella muy amable me decía que me iba a ayudar, pero conforme fue pasando el tiempo fue cambiando su forma de conducirse a nosotros, a mi esposa no la bajaba de chismosa”.
La negativa no lo detuvo, debido a que logró que la fosa fuera localizada y dentro de ella encontraron dos cuerpos de mujeres, sin embargo, el personal de la Fiscalía se negó a realizarle los estudios de ADN para la identificación, argumentando que las características de los cuerpos encontrados no correspondían con las de su hija, por lo que el peregrinar continuó.
Casi tres años después, en el mes de agosto del 2018, una vez conformada la asociación de Familias de Acapulco en Búsqueda de sus Desaparecidos, se logró hacer eco entre las autoridades sobre este caso, quienes le respondieron que “siempre sí” había correspondencia de uno de los cuerpos encontrados en aquella fosa, por lo que se inició la creación del expediente básico.
“Oh sorpresa, cuando nos metimos a la Semefo, un montón de cuerpos apilados, embolsados, tirados en el piso en muy malas condiciones, donde estaban echándose a perder, por eso la Semefo tenía esos olores fétidos y sí, al abrirnos la bolsa donde estaba la osamenta de mi hija estaba en unas condiciones muy deplorables, los huesos se estaban prácticamente pudriendo en esa bolsa”, comentó.
De acuerdo a la asociación civil antes mencionada, como éste, hay cientos de casos en Acapulco, tan solo ellos tienen contabilizados 175, sin embargo, en el Servicio Médico Forense hay casi 800 cuerpos sin ser identificados, muchos de ellos, pertenecen a personas que fueron encontradas desmembradas, enterradas, asesinadas por armas de fuego, entre otras formas, sumados a los que todavía no han sido encontrados después de haber sido desaparecidos.
La revictimación de los casos, ha llevado a cientos de familia a no levantar denuncias ante las autoridades, debido a que estas las desapariciones son relacionadas por los ciudadanos y por los mismos integrantes de dependencias como la FGE con asuntos del crimen organizado, por lo que activistas luchan diariamente en Acapulco por buscar justicia y mejores condiciones para los que buscan personas desaparecidas.