Adaptándose a comer poco y estar despierta a toda hora para atender a su bebé, la joven enfermera Emelia, en este Día de las Madres no hay nada que festejar, porque como madre soltera tiene que trabajar para el sustento de su hogar.
Para está mujer, que fue mamá a los 16 años de edad, tiene un régimen de vida distinto a la de otras madres que están en su misma situación, porque tiene que viajar del puerto de Acapulco a Petatlán, región de la Costa Grande.
Su historia la empezó a escribir, cuando cursaba la secundaria porqué conoció a otro joven, un año mayor que ella y se hicieron novios, con el paso de los meses se embarazó y la autora de sus días la corrió de su hogar paterno.
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Al quedar en el desamparo y sola, busco refugio con sus tías y estudió hasta titularse de enfermera, pero con el nacimiento de su pequeña hija le hizo cambiar su estilo de vida.
La joven mamá revela que no fue fácil, tuvo que aprender a amamantar, cambiar pañales y a bañar a la bebé, pero sobre todo cambiar su reloj biológico.
Otra de sus prioridades fue encontrar trabajo, logrando colocarse en una clínica particular, pero renunció a pesar de sus necesidades económicas y aceptó trabajar en la Secretaria de Salud, pero fuera de Acapulco, "porque el salario es mejor".
Las lágrimas no las puede ocultar, pues esto le significó encargar a su pequeña con una de sus tías para poder trabajar, "ahora la veo solo los sábados y de ahí la tengo que dejar para regresar a mi trabajo, pero la extraño mucho".
Por tanto, su jornada de trabajo le impedirá ser parte de los festejos del Día de las Madres, este 10 de mayo, porque se la pasará trabajando y añorando que se termine la semana para ver a su pequeña, a quien solo quiere colmarla de besos y decirle cuanto la quiere.