Ni las cifras de muertos o el elevado de número de casos positivos de Covid-19, ha incidido entre los ciudadanos para respetar las medidas de prevención para reducir los contagios de la pandemia, pues a pesar de la vigilancia de las autoridades, la conducta autodestructiva en Acapulco, sigue instalada en las bases de la anarquía y la desobediencia.
Ejemplo de lo anterior, se pudo constatar este domingo, cuando en un rondín del personal de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal y oficiales viales, sorprendieron a un grupo de personas, que sin cuidar su sana distancia y llevar cubrebocas, jugaban en las canchas deportivas ubicadas en la calle Hilario Malpica del Fraccionamiento Costa Azul, algunos ingerían bebidas alcohólicas, como si no pasara nada.
Los uniformados descendieron de sus unidades y se dirigieron hacia la multitud, cuya reacción al notar la presencia de los representantes de la ley, fue correr y ocultarse en las casas vecinas, algunos riéndose y otros, incluso, profirieron insultos, sin dar oportunidad a que les explicaran que todavía no salimos de la fase más crítica de contagio y que no deben salir de casa para reducir la letalidad del coronavirus.
Los policías optaron por retirarse, pero no doblaban la esquina cuando todas las personas que se habían ocultado, entre risas y actitudes triunfalistas, retornaron a las canchas deportivas y siguieron jugando, acción que fue nuevamente reportada por vecinos de ese núcleo poblacional, por lo que se reforzó el operativo y esta vez, hicieron contactos con quienes se identifican con el valemadrismo, argumentado que su presencia era porque estaban trabajando.
Sus explicaciones no fueron válidas y se les pidió que se retiraran, instrucción que tuvieron que acatar y un total de 18 personas salieron de las canchas, abordaron sus vehículos y finalmente se regresaron a sus domicilios, sin entender que con su actitud están llevando al puerto de Acapulco al colapso pandémico.
A esto hay que añadirse, que no cesan las fiestas de quince años, lugares en donde llegan a reunirse más de 400 personas, lo mismo ocurre con la apertura de restaurantes, salones de fiesta para bodas, la organización de peleas de gallo clandestinas y reuniones sociales, así como el funcionamiento de los tianguis, en donde el porcentaje de contagios es alto.
La desactivación de los festejos, obviamente, no es fácil. Para lograr dispersar a los participantes han tenido que intervenir elementos de la Marina Armada de México, Guardia Nacional, Seguridad Pública municipal, Fiscalía General del Estado, y personal de las direcciones de Reglamentos y Espectáculos, así como Vía Pública.
Los operativos, se repiten en canchas de futbol de la colonia Zapata y en el poblado de Cayaco, La Máquina, incluidos, gimnasios y canchas de futbol rápido, en donde el síndrome de oídos sordos avanza y se resisten a entender la magnitud de la emergencia sanitaria, que hasta el momento ha reportado mil 157 casos positivos y 98 defunciones de coronavirus.
Lamentablemente, estas escenas contrarias a las que recomiendan los especialistas para reducir la letalidad del Covid-19, se repiten diariamente en diversos puntos de la ciudad y se convierten en caldo de cultivo perfecto, para mantener en el semáforo rojo a este destino de playa.