En la vida no hay obstáculos para ganarse la vida, esa es la filosofía de don Severo, que con la preparación de aguas frescas gana para el sustento diario para mantener a sus seis hijos ya su esposa.
Con la ayuda de dos de sus vástagos llega con su carrito hasta la glorieta del Fraccionamiento Costa Azul, en donde paciente espera a sus sedientos clientes.
Entre pausas, porque no puede desatender el negocio, revela que al dedicarse a este negocio se necesita, ante todo, una buena presencia, en su caso usa gorra obligatoria, cubrebocas, ropa de color blanca y estar bien aseado.
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Pero el secreto está en la preparación de las aguas frescas, "ahí está el éxito y que te busquen para comprar tu producto, así que ese detalle es lo que más cuido y, por supuesto, ponerle el hielo en la cantidad exacta".
Por cierto, en esta semana se reincorporó a la venta de las aguas frescas, pues confió que debido a la pandemia del Covid-19, un año y meses tuvo que dejar de vender.
-¿En qué se ocupó en este tiempo?
A la albañilería, porque también soy maestro de obra, antes de dedicarme a la preparación de las aguas frescas, ese era mi oficio.
-¿Se gana bien con la venta del agua?
De las ventas mantuvo a mi familia y cubrió los estudios de mis hijos, pues llego a vender 250 pesos en un día.
Enseguida corta la plática, porque tiene que atender a su clientela, que llegan a probar las aguas de horchata, limón con pepino, naranja, melón y guayaba ...