He visto pasar muchos soles y lunas, vendiendo hamacas, dice don Rufino Ávila, quien orgulloso presume la mejor hamaca que es la yucateca, en su puesto informal que instala sobre la avenida Cuauhtémoc, frente al área de bancos.
A pesar de que ronda arriba de los 80 años de edad, todavía está en buenas condiciones de salud y se mueve de un lado a otro, para mostrar estos artículos que ofrecen al público en diferentes colores y tamaños.
Vendo lo mejor de lo mejor, tengo de seda y de poliéster, pero también las clásicas de hilo de yute, que son muy confortables para descansar o para leer un buen libro, haciendo hincapié que una de sus principales ventajas es la comodidad.
Indicó que tiene 30 años dedicándose a la venta de las mecedoras, en todo ese tiempo compra de varios estados del país y las vende en su puesto en precios que van desde los 300 a 600, 900 y la más cara de mil 800 pesos, que es la mejor.
¿Cómo le impactó la pandemia del Covid-19?
Como a todos, sufrimos por lo de la economía, pero aquí estamos en pie de guerra.
¿Dónde vive?
En la Quebradora, de ahí vengo todos los días a vender, incluyendo los domingos.
¿De aquí a sacado adelante a su familia?
De la venta de las hamacas, también sacó para comer y mantengo a toda mi familia.
La costumbre de ofrecer su mercancía al que se le acerca, se acomide para mostrar una de las hamacas "le doy precio", pero finalmente se le agradece su tiempo de compartir su historia sobre su noble oficio del que sigue ganándose la vida.