Hoy viernes Santo del 2021, la Magdalena viviente no llorará, ni el rostro ensangrentado de Jesucristo se plasmará en el manto blanco de los integrantes de los tres comités organizadores de la representación del tradicional Viacrucis de las colonias Loma Bonita, Santa Cruz y el poblado de El Kilómetro 30 en Acapulco.

Poncio Pilatos no se lavará las manos, tampoco soltarán a Barrabás, ni Dimas y Gestas estarán en Gólgota crucificados junto al hijo de Dios y mucho menos estarán a su diestra en el reino de los cielos.

Las narraciones del pasaje bíblico que recuerda el sufrimiento del Nazareno volvieron a cancelarse por segundo año consecutivo, debido a la emergencia sanitaria por Covid-19.

Las representaciones de la Pasión de Cristo en Acapulco fueron aplazadas, quizá para el próximo año, y solo en la catedral de nuestra señora de la Soledad se realizará un Viacrucis interno en el que habrá presencia limitada de feligreses.

Al igual que en el 2020, los comités organizadores del Viacrucis viviente, suspendieron con antelación los preparativos de estas representaciones católicas en acatamiento a las autoridades sanitarias para evitar contagios de Coronavirus entre los participantes y asistentes.

Jesús, María, Herodes y Judas Iscariote, el traidor que vendió por 30 monedas de plata al hijo de Dios, así como decenas de soldados romanos, dejaron de lado los libretos y sus vestimentas, por lo que las calles de estos centros poblacionales lucieron solas, desoladas.

El templete dónde Salomé realiza la danza de los siete velos ante los invitados de Herodes, no se colocó, por lo que tampoco se le entregará la cabeza de Juan El Bautista en charola de plata.

Las siete palabras “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” no se pronunciarán y el silencio reinará por lo menos un año más, hasta que las autoridades sanitarias confirmen que la emergencia sanitaria ha pasado, pero la historia es otra que se contó hace más de dos mil años.