Aún cuando sufre el dolor físico en silencio, don Jesús apura el paso y empuja su carretilla cargada de basura al contenedor, para ir a recolectar más en los negocios ubicados sobre la avenida Ruiz Cortines.
Ese es su oficio de "pechuguero", que ejerce desde que abandonó su tierra donde cultivaba maíz hace ya 30 años, para buscar un mejor bienestar de vida en el puerto de Acapulco.
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Recuerda que buscó trabajar de todo, pero finalmente se dedicó a la recolección de la basura, que con el tiempo se compró una carretilla y manejó un mayor volumen de desechos.
"De aquí he sacado para mantener la familia, pero tengo que dar varias vueltas y recorrer tramos largos, pero al final sale para comer", dice.
Los años no perdonan, su andar es más lento y tiene una dolencia en el brazo que tiene que vendarlo para mitigar un poco el malestar que lo aqueja, pero no pierde su buen humor.
-¿En dónde empieza su recorrido?
Junto la basura aquí en el mercado de la Laja y recorro los negocios de la calle 6 de enero, para irla a depositar al contenedor.
- ¿Tiene horario de trabajo?
Empiezo a las 6:00 de la mañana todos los días, llegó y voy local por local, donde puedo les ayudo a limpiar y de ahí cargo todo lo que puedo.
- ¿No es muy pesado?
Mire, para un pobre es lo menos que le viene a la mente, lo que uno quiere es un poco de bienestar y por eso hay que darle a la recolección y aliviar algo la situación económica.
El sudor cubre su frente, pero le saca provecho a la venda que lleva en el brazo, pues la utiliza para secárselo y seguir avanzando por esa calle accidentada por las obras inconclusas.
Y así, dice que pasan sus días en su realidad, en donde si no trabajas te recuerda cada minuto cuál jodida está la vida para los de abajo, los que apenas sacan para comer en estos tiempos de pandemia.