La economía está paralizada en el centro comercial La Isla, uno de los más concurridos y visitados de la zona Diamante de Acapulco, luego de los estragos y la rapiña de la que fue objeto.
Sólo está abierto un restaurante Italiano que ofrece desayuno y comida, pero no tiene clientes y la tienda departamental Liverpool con limitaciones en accesorios ha abierto sus puertas y bajo vigilancia de la Guardia Nacional.
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El centro comercial en pleno diciembre luce desértico y todos los negocios, entre restaurantes, bares, tiendas ropa deportiva, perfumería, juguetería, trajes de baño, joyería, zapatería, galerías y mueblería muestran la imagen de la rapiña que sufrieron con cristales rotos y algunos ventanales sólo han sido cubierto con madera.
Un elemento de seguridad impide la entrada a la plaza y menciona que solo está abierto un restaurante y Liverpool, más allá no hay nada que ofrecer.
Apenas este martes, un negocio ha empezado a retirar la infraestructura metálica que los fuertes vientos del huracán Otis destruyó, mientras que el resto de los establecimientos están abandonados y saqueados.