A seis meses del paso del huracán Otis por el puerto de Acapulco, el cementerio de embarcaciones afectadas por este fenómeno meteorológico permanece en playas Manzanillo y Honda en la zona Tradicional.
En octubre del 2023, las fuerte ráfagas de más de 280 kilómetros por hora del huracán categoría cinco, arrastraron cientos de embarcaciones (yates y lanchas) que hasta la fecha se mantienen dando mala imagen en la zona de arena y piedras de playa Honda y Manzanillo.
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Ni las autoridades de los tres niveles de gobierno, ni los propios propietarios han retirado los restos de las embarcaciones, que prácticamente han privado del uso de estas dos playas a turistas y acapulqueños.
En noviembre un mes después del paso del huracán, autoridades de Capitanía de Puerto, dieron a conocer que por lo menos unas 700 embarcaciones de distintos dimensiones, habían sido destruidas por el Otis, fenómeno que golpeó el puerto la noche del 24 y madrugada del 25 de octubre del 2023.
Ante la falta de retiro de las embarcaciones en playas Manzanillo y Honda, restauranteros de la zona Tradicional indicaron que es tiempo de que estas dos áreas turísticas sean rescatadas para uso de visitantes y residentes.
“Creo que ya son seis meses del huracán, por lo que es tiempo suficiente de recuperar estas dos playas, ya es momento de que las autoridades correspondientes, obliguen a los propietarios a que retiren sus embarcaciones, que las lleven a otro lado si quieren repararlas”, expresó Ernesto García Rodríguez, restaurantero.
Dijo que es lamentable que restauranteros, hoteleros y hasta los prestadores de servicios turísticos y náuticos estén haciendo un esfuerzo para rehabilitar los negocios y sus equipos de trabajos, y que los propietarios de las embarcaciones que se encuentran en estas dos playas, no muestren ni tantito interés de retirarlas.
Estás embarcaciones además de evitar el uso de las playas, también son parte de un problema de contaminación del mar, debido a que por el daño que tuvieron con la fuerza del viento provocado por el huracán, derramaron combustible, aceites y baterías al fondo de la bahía.