Un deportista excepcional y experto buzo, eso fue Hilario Martínez Valdivia, mejor conocido como “El Perro Largo”, cuya leyenda nació en la época dorada de Acapulco, paraíso exclusivo de la élite hollywoodense que enamoró a personajes como Johnny Weissmüller, el mejor intérprete de “Tarzán”.
¿Pero quién era El Perro Largo? Nacido en el Barrio de La Pocita, en 1928, Hilario Martínez Valdivia pasó su niñez en el mar, pues fue en esa época cuando empezó a bucear un pulmón para destrabar “arañas”, como se llaman a los anzuelos de cuatro puntas que se quedaron atorados entre las piedras.
Su hijo, el empresario Alejandro Martínez Sydney, que tuvo con su esposa Robín Sydney, una hermosa extranjera que se enamoró y se quedó en Acapulco, recuerda que su progenitor en 1945 causó sorpresa al entrenador del equipo de natación “Los Tigres”, por su extraordinaria agilidad para surcar las aguas marinas desde El Malecón a la Base Naval.
Esto le abrió el camino a practicar el nado de manera deportiva y le permitió que a los 18 años de edad, fuera incluido en el equipo para tomar parte en los Juegos Olímpicos Nacionales y en los Centroamericanos, en donde obtuvo una medalla de oro para Guerrero , en la competencia de revelar en 200 metros.
El empresario Martínez Sydney dice orgulloso que su padre también ganó el Campeonato Mundial de Buceo Libre en la década de los 60s, que fue la última competencia en la que participó, luego que no le fue posible tomar parte en la delegación que fue a las Olimpiadas de Londres 1948 debido a que no tuvo apoyo oficial.
Famoso en Hollywood y la Realeza
Hilario Martínez comenzó a cobrar notoriedad a raíz de que se convirtió en instructor, pues entre sus alumnos de buceo destacan los tres hermanos Kennedy, el actor Gary Cooper, Johnny Weissmüller, John Wayne, la actriz italiana Silvana Pampanini, el príncipe Bernardo e Irene de Holanda, y de los ex presidentes Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y José López Portillo.
Un ser humano y un buzo extraordinario
Quienes lo conocieron, los recuerdan como un extraordinario ser humano, pues era tanta su pasión por el mar, que desde adolescente se hizo un experto para capturar langostas, caracoles y cuando hacía sus descensos libres, extraía el persebe, almejas gigantes y el pulpo, que el mismo guisaba en el patio de su escuela de buceo: “Long Dog” y lo sugirió a sus amigos que lo visitaban.
¿Por qué Perro Largo?
Todavía no se ponen de acuerdo como surgió su apodo de “Perro Largo”, aunque en diversas entrevistas que concedió en vida el mismo Hilario Martínez, reveló que lo de “perro” era por “bravo” y “largo”, por alto, aunque nunca se dijo de quien fue la autoria.
Han surgido otras versiones, que se refieren a que “largo” fue por su gran estatura y “perro” por sus dientes filosos.
Sea cual sea el origen del apodo, lo cierto es que se convirtió en leyenda cuando capturó un enorme tiburón que azolaba las playas del puerto y por ser uno de los primeros hombres que encontró la hazaña de descender a las profundidades del mar sin equipo de buceo .
El final
El Perro Largo, decano del mundo del buceo, recayó a consecuencia de una trombosis mesentérica, por lo que fue intervenido quirúrgicamente en el hospital “Vicente Guerrero” del Instituto Mexicano del Seguro Social, además se le detectó cáncer en la vejiga, que quebrantó su estado de salud.
Fue el 23 de julio de 2002, a las 11:30 de la mañana, cuando murió por un paro cardíaco, a pesar del esfuerzo que hicieron los médicos para mantenerlo con vida, quedando su escuela de buceo “Long Dog” en abandono y que se encuentra en el barrio de Tlacopanocha.
Aún siguen los tanques de oxígeno, mangueras y visores apilados por el lugar y en las paredes, fotos con personalidades del cine nacional e internacional, con los que tuvo roce el gran acapulqueño Hilario Martínez Valdivia “El Perro Largo”.