/ jueves 29 de marzo de 2018

Conoce a la familia Almazán: "pese a todo, Acapulco siempre vale la pena".

Luego de un largo viaje y sortear una accidentada autopista del Sol, llegaron al puerto a vacacionar.


Luego de un largo viaje y sortear una accidentada autopista del Sol, que además es cara, la familia Almazán oriunda de la ciudad de México, por fin pudo disfrutar de la playa y el sol, aunque con recursos limitados que los obligará a regresar este viernes por la mañana a la capital del país.

Se trata del matrimonio formado por el empleado Jesús Almazán y su esposa, que llegó a este destino de playa acompañado por su hijo e hija, así como sus seis nietos, que tuvieron que acomodarse en la camioneta, con capacidad para cinco personas.

Todos con ropa de playa, consistente en playeras, shorts y zapatos, así como inflables para los niños, después de darle un peso de propina al “viene, viene” que los miró con cara de pocos amigos, pudieron hallar un lugar para estacionarse en una saturada costera Miguel Alemán.

El jefe de familia dio instrucciones a toda la familia para dirigirse a la playa y cruzar la costera sin peligro, aceptó hablar de su viaje y explicó que todo fue a la perfección, salvó que hay partes accidentadas de la autopista y es muy cara, pero fuera de ahí estaban contentos de estar en el puerto de Acapulco.

“Llegamos ayer (miércoles) y buscamos un hotel modesto, porque no traemos mucho dinero, soy empleado, asalariado y mis hijos también, así que nos cooperamos para no sentir duro el gasto, pero contentos porque venimos en familia con mis nietos”, dijo.

Recordó que hace años que no venía y no es porque no haya querido, sino porque su situación financiera fue mala, pero este año lograron ahorrar y se vinieron en “bola”, con tal de salir un poco de la rutina del trabajo.

Luego de cruzar la costera los integrantes del grupo Almazán, llegaron a la playa Tlacopanocha, en donde de inmediato sufrieron el asedio de los vendedores ambulantes, a los que les respondían con un no, a todo lo que les ofrecían y buscaron un poco de sombra bajo un árbol, en donde había ya varios bañistas.

Vea usted, a pesar de estos inconvenientes, yo digo, que Acapulco es único y por eso hacemos el sacrificio de poder venir, porque al final podemos disfrutar del mar y la arena, su sol.

¿Oiga ya almorzó?

--No..

Pues mire en aquel puestecito venden comida muy barata, por si gusta.

--Gracias.

Y así concluyó la breve charla con el capitalino Jesús Almazán.


Luego de un largo viaje y sortear una accidentada autopista del Sol, que además es cara, la familia Almazán oriunda de la ciudad de México, por fin pudo disfrutar de la playa y el sol, aunque con recursos limitados que los obligará a regresar este viernes por la mañana a la capital del país.

Se trata del matrimonio formado por el empleado Jesús Almazán y su esposa, que llegó a este destino de playa acompañado por su hijo e hija, así como sus seis nietos, que tuvieron que acomodarse en la camioneta, con capacidad para cinco personas.

Todos con ropa de playa, consistente en playeras, shorts y zapatos, así como inflables para los niños, después de darle un peso de propina al “viene, viene” que los miró con cara de pocos amigos, pudieron hallar un lugar para estacionarse en una saturada costera Miguel Alemán.

El jefe de familia dio instrucciones a toda la familia para dirigirse a la playa y cruzar la costera sin peligro, aceptó hablar de su viaje y explicó que todo fue a la perfección, salvó que hay partes accidentadas de la autopista y es muy cara, pero fuera de ahí estaban contentos de estar en el puerto de Acapulco.

“Llegamos ayer (miércoles) y buscamos un hotel modesto, porque no traemos mucho dinero, soy empleado, asalariado y mis hijos también, así que nos cooperamos para no sentir duro el gasto, pero contentos porque venimos en familia con mis nietos”, dijo.

Recordó que hace años que no venía y no es porque no haya querido, sino porque su situación financiera fue mala, pero este año lograron ahorrar y se vinieron en “bola”, con tal de salir un poco de la rutina del trabajo.

Luego de cruzar la costera los integrantes del grupo Almazán, llegaron a la playa Tlacopanocha, en donde de inmediato sufrieron el asedio de los vendedores ambulantes, a los que les respondían con un no, a todo lo que les ofrecían y buscaron un poco de sombra bajo un árbol, en donde había ya varios bañistas.

Vea usted, a pesar de estos inconvenientes, yo digo, que Acapulco es único y por eso hacemos el sacrificio de poder venir, porque al final podemos disfrutar del mar y la arena, su sol.

¿Oiga ya almorzó?

--No..

Pues mire en aquel puestecito venden comida muy barata, por si gusta.

--Gracias.

Y así concluyó la breve charla con el capitalino Jesús Almazán.

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