Con sus "picaditas" saca adelante a sus hijos

Doña Violeta pone su propio sazón en la avenida Cuauhtémoc esquina con Mina

Celso Castro | El Sol de Acapulco

  · sábado 15 de enero de 2022

Doña Violeta dijo que de la venta de las "picadas", ha pagado los estudios de sus hijos. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

El calor le cala en el rostro y sus manos las mueve con habilidad para no quemarse con el comal, así se gana el sustento diario, doña Violeta, con la preparación y venta de "picaditas".

Con una amplia experiencia en la masajeada de la masa y poner la temperatura idónea al comal, para que las "picadas", también conocidas por los chilangos como sopes, por aquello del albur, estén en su punto para degustar, esta mujer emprendedora pone su propio sazón y le da identidad a su producto.

Dice que todos los días llega a las 10:00 de la mañana a su puesto y desde hace un año, se ha hecho costumbre ver grupos de personas haciendo "cola" para pedir una orden de este platillo típico mexicano en la avenida Cuauhtémoc esquina con Mina, por la Balanza.

"Las picadas" , cualquiera las puede hacer, pero no como yo las preparo, por eso la gente que las prueba regresa, aquí vienen a comprarme una orden que sólo les cuesta 35 pesos y con refresco sube un poco más el precio.

La entrevista se hace un tanto atropellada, porque no deja de poner atención a las memelas, como se conoce la tortilla que se pone al comal y de ahí la saca, para darle sus pellizcadas y darle forma , enseguida le pone el guiso que pida el cliente

Para que agarre sabor le pongo manteca de cerdo, no aceite comestible, esto le da una degustación diferente y con el guiso que puede ser chicharrón guisado, salpicón, pollo, queso, champiñón o crema , salen más ricas.

El calor y las quemadas en las yemas de sus dedos ya ni los siente. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Doña Violeta, con orgullo, dijo que de la venta de las "picadas" ha pagado los estudios de sus hijos y llevó el sustento a su hogar, "tengo mi propia clientela y me ayuda mi hija, así es como nos ganamos la vida en tiempos de pandemia", se refiere sin dejar de atender a sus clientes que le piden de todos los guisos que se preparan con antelación en su casa.

El calor y las quemadas en las yemas de sus dedos ya ni las siente , porque son parte de su jornada de trabajo que realiza todos los días en el primer cuadro de la ciudad.

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