Los refrescantes sabores que deleitan el paladar han conquistado tanto a burgueses del fraccionamiento costa azul, así como a transportistas, albañiles y empleados que a diario adquieren un litro de agua fresca.
De horchata para la chata, de coco para algún loco o de piña para la niña, son los ricos sabores que ofrece diariamente “El Comisario”, un vendedor de aguas frescas que hasta hace dos años recorría la zona turística de Acapulco, desde la diana a costa azul para vender su producto.
A pie, en bicicleta, motocicleta, taxi o en algún vehículo de lujo, de esos que a diario recorren la zona, se detienen para comprar estas ricas aguas que a diario termina en sus tres sudorosos tambos que, por el frío causado del hielo que contiene en el interior, antojan a más de uno.
Pese a circular en sus autos con aire acondicionado, su clientela se detiene en la glorieta de costa azul, la cual se encuentra en reparación para ser pavimentada una vez más.
Con su trabajo, esforzado y honrado, bajo la sombra de una sombrilla en su pequeño carrito mantiene a su familia y hace 24 meses le recomendaron colocarse en un solo punto para no ir de un lado a otro con la venta de su producto.
El sabor a la canela del agua de horchata o la manzana que se deshace en la boca, atrae a los consumidores que en medio del calor que este jueves empezó a generar la canícula, seguirán haciendo fila para degustar sus sabores.