A pesar de la experiencia, los años de edad y de clavadista profesional, el lanzarse de los acantilados aún se sigue viviendo el miedo, la adrenalina y el dolor al impactarse con las olas del mar, pero hay que satisfacer a un público que a pesar de los embates que ha vivido Acapulco, durante 87 años han sido fiel y no han dejado de apreciar el show de los Clavadistas Profesionales de La Quebrada.
El ejercicio, la práctica, la concentración, el dejar los problemas en casa, el encomendarse a la virgen de Guadalupe son pasos importantes antes de lanzarse de los dos metros o 35 metros de altura y caer a una profundidad de 4 metros y con un fondo lleno de rocas.
Caídas clásicas como mortal al frente, avión o clavado del cisne, vuelta y media y mortal alto holandés son los lanzamientos que se observan de los acantilados cuando Genaro o Javier se lanzan para ofrecer un espectáculo.
Genaro Sánchez Méndez de 37 años de edad y 20 años de clavadista profesional de La Quebrada sigue sintiendo miedo y la adrenalina cuando le toca su turno y siempre se encomienda a la virgen para que su clavado salga bien.
“A pesar de sus 20 años, todo el tiempo se siente el miedo, hay días que tu te sientes bien físicamente y mentalmente y en los clavados es importante la concentración y aun así aunque tu tengas mucho tiempo sigues teniendo miedo”, relató.
Genaro, recordó que desde que tenía 10 años empezó a practicar clavados en los riscos de La Quebrada, pero en partes bajas de un metro o dos metros y hasta que llegó a la parte más alta de los 35 metros.
Pero, señaló que cuando se lanzó de la parte más alta, a sus 17 años, fue una mala experiencia, pues al ser su primera vez no resistió el golpe que tuvo al impactar sus hombros y brazos con el mar y estuvo a dolorido una semana y dejó de lanzarse durante siete meses.
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“Me lleve un golpe cuando estaba joven, no lo resistí tanto y estuve adolorido por una semana por el impacto con el agua, se pone duro y ya no me volví a lanzar durante varios meses, fue en junio cuando me lance y de ahí hasta diciembre”.
Genaro, sabía que si quería ser un clavadista profesional tenía que practicar mucho y dividía la escuela, donde sólo tiene nivel preparatoria, con los clavados en sus ratos libres o acudía por la tarde a su entrenamiento.
Dijo que durante 20 años ha dado su mejor esfuerzo y dedicación y recordó que ya como clavadista profesional se lanzó desde los 35 metros de altura.
“La primera vez fue la emoción y mucho miedo, era algo raro sientes miedo pero estas emocionado y ya después se quita esa impresión, pero al momento de despegar de la roca vi más alto de lo que estaba y ya en el aire vi el vacío”, contó.
Ser clavadista profesional es la fuente de trabajo de Genaro, quien ha dejado su vida, su juventud y de ahí ha mantenido a su familia, por lo que dice que es un empleo que hay que cuidar más aún cuando hay temporada baja y alta.
Pero Genaro como clavadista ha hecho doblajes para películas y programas de televisión. Recientemente hizo el doble del Brayan, interpretado por el actor Armando Hernández, el joven que participa en el programa de Comedia 40 y 20.
También hizo el doblaje del actor Eugenio Derbez al lanzarse de La Quebrada, “he hecho toma en videos musicales, desodorantes y he tenido mucha participación en doblaje. La experiencia, la altura, cada quien tiene su don y características”.
Recordó que entre los personajes famosos que han venido a observar el show de clavados ha sido Luis Miguel, el futbolista como Giovani Dos Santo, “han venido muchos artistas quizás no de la talla mundial como antes como el ex presidente Jonh F. Kennedy, Marilyn Monroe, pero si vienen algunos artistas a ver los clavados y se van maravillados”.
Dijo que desde que La Quebrada es declarado patrimonio cultural, ha traído más turistas y sigue siendo apreciado y más en temporada vacacional.
La pandemia afectó a los clavadistas, se acabaron sus ahorros...
Genaro Sánchez, dijo que durante la pandemia si les fue mal, son 55 clavadistas que integran la Asociación y se gastaron todos sus ahorros que tenían en un fondo para pagar salarios, gastos de servicios e impuestos durante los más de tres meses que estuvieron cerrados y durante los cambios de semáforo que les limitaba los aforos.
“Estuvo muy duro, estuvimos cerrados durante los primeros meses de la pandemia, tuvimos el apoyo de qué si nos daban despensas pero lo que uno quiere y necesitas es lo económico, somos una asociación bien constituida y ahí salimos adelante con lo que tenemos de nuestros ahorros”.
A pesar de la pandemia, se tuvo que cumplir con pagarle a todos los trabajadores que son 55 clavadistas.
Comentó que se han tenido que adaptar a la nueva situación del semáforo epidemiológico y estuvieron trabajando por bloque, “se pagaba la entrada y con el mismo boleto podrías ver todos los show y se estuvo manejando un bloque de 120 personas, no había permanencia voluntaria”.
Los clavadistas de La Quebrada han sobrevivido con la visita del turismo nacional y muy poco extranjero.