El regreso a la normalidad que se da después de bajar los índices de contagios por el Covid-19, ha propiciado el retornó de los molestos trastornos viales a la "hora picó" al reanudarse las clases presenciales en el puerto de Acapulco, originados por la irresponsabilidad de los propios padres de familia al estacionarse hasta en triple fila.
Después de dos años de experimentar un fluido vehicular más dinámico en las principales calles y avenidas de la ciudad, este llegó a su fin al lograr un importante progreso la Secretaría de Salud del estado para controlar los niveles de la pandemia de manera significativa para estar en color verde, lo que derivó a normalizar las actividades en hoteles, centros comerciales, edificios públicos y privados, así como en el sector educativo.
Sin embargo, lo que debiera ser motivo de alegría, en realidad se convirtió en malestar para los automovilistas y trabajadores del volante, en virtud que algunos padres de familia al ir por sus hijos a las escuelas, estacionan sus vehículos hasta en triple fila y ocasionan cuellos de botella.
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Por lo que las carreras, el llanto de las y los niños, incluso, los regaños son frecuentes de los padres a sus hijos, por las prisas por llegar a tiempo a la escuela y que no les cierren las puertas, todo originado por los trastornos viales propiciados por algunos padres de familia, que se niegan a caminar y a toda costa llegan en carro hasta la puerta del plantel.
El presidente de la Asociación de Tutores y Padres de Familia por la Educación del Estado de Guerrero, Fernando Díaz Ángeles, aseguró que esto afecta también a los alumnos, porque se altera su estado de ánimo al ser contagiados por el estrés de sus padres y esto incide en su estado emocional, aunque desgraciadamente no se le ha puesto atención, porqué si les afecta en su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Otros afectados son los transportistas, según explica el presidente de la Agencia de Transporte del Estado de Guerrero, Omar Reyes Campos, quien explicó que esto los obliga a gastar más combustible y reducir sus tiempos de traslado al esperar que se les permita avanzar.
Pero también, reconoció que intervienen otros factores, como es el mal estado de las calles y la falta de vigilancia por parte de los policías viales, quienes brillan por su ausencia en los tramos en donde se generan los embotellamientos y esto lo aprovechan los padres de familia para detener sus vehículos hasta en triple fila para recoger a sus hijos de sus escuelas.
La señora Martha, quien acude diariamente a dejar a sus dos hijos a la escuela primaria "Ignacio Manuel Altamirano", admite que al no hallar espacio para estacionarse para su vehículo lo más cerca del plantel para recoger a sus niños, obstaculizando la circulación "aunque es por algunos minutos".
Pero no sólo es el primer cuadro de la ciudad que se padecen estos embotellamientos, está postal se observa en la avenida Cuauhtémoc en algunos de sus tramos, principalmente en la Garita, en donde cotidianamente se forman largas filas de vehículos y el estridente sonar del claxon que escucha sin parar por la desesperación de los automovilistas al quedar atrapados en el congestionamiento vial.
El profesor Salvador Vázquez refiere que este desorden puede evitarse, pero las autoridades han tolerado a los propietarios de automóviles que se estacionen donde quieren y poco les importa garantizar el derecho a circular, porque el problema no sólo se padece en las escuelas es en toda la ciudad.