Interminable, es como califican los familiares de desaparecidos “la búsqueda imparable” de sus seres queridos que han sido privados de su libertad y de quienes desconocen su paradero desde hace días, meses y años en Acapulco, así como en varios municipios de la entidad donde la violencia no cesa, a pesar de la reducción en la delincuencia que celebran las autoridades gubernamentales.
Las jornadas, a veces son de sol a sol desde el mes de octubre del año 2019 cuando el gobierno federal les autorizó el apoyo para realizar dicho trabajo. Madrugar, dormirse tarde, anhelar encontrarlos con vida, es la esperanza que no se aleja, aunque en varios de los casos, los resultados de estudios de ADN y necropsia a restos humanos localizados en los cerros de la ciudad, den golpes duros al identificar a algunos de los desaparecidos.
Luego de cuatro días de trabajos en Acapulco, este viernes 24 de enero del 2020, los integrantes del Colectivo de Padres y Familiares de Desaparecidos, Secuestrados y Asesinados en el Estado de Guerrero, con el apoyo de autoridades federales, se adentraron en un cerro del Parque Nacional “El Veladero”, subiendo por la parte alta de la colonia Ampliación Simón Bolívar, donde el pasado mes de octubre del año pasado fue desaparecida y posteriormente encontrada asesinada en una fosa clandestina, una familia de cinco integrantes, entre ellos dos menores de edad.
Tras 40 minutos de caminata y con la respiración alterada por el gran esfuerzo físico, llegaron a la cima de una pequeña montaña los integrantes de la caravana de búsqueda de desaparecidos. Desde aquí la vista hacia la zona conurbada de Acapulco es espectacular, digno de una fotografía panorámica, pero el ambiente es muy tétrico, se respira miedo, inseguridad y ausencia de la autoridad, pese a la presencia de marinos.
La desconfianza siempre está presente al entrar a terrenos dominados por grupos criminales, espacios remotos donde los servicios públicos no existen, sitios que están en manos absolutamente de la delincuencia organizada.
Sin embargo, la presencia de elementos de la Marina y FGR, dan un poco de seguridad, aunque pese a ello, pueden ser víctimas de algún ataque armado para impedir que continúen sus trabajos de localización de desaparecidos.
Durante la tercera jornada de búsqueda en Acapulco, los trabajos son coordinados por la FGR y resguardados por una patrulla de marinos fuertemente armados, con la que visitaron colonias de extremo peligro como La Mira, Alta Cuauhtémoc, Ampliación Simón Bolívar y poblados como La Sábana.
Con los zapatos llenos de tierra y el corazón herido por la pérdida de algún familiar, ocho mujeres y tres hombres, descendieron de una camioneta particular de modelo no muy reciente para adentrarse en la aventura, subir más de tres kilómetros hasta la cima de un cerro perteneciente al Parque Nacional El Veladero con la finalidad de rastrear para encontrar un indicio que les ayude a encontrar a su familiar.
"Nosotros agarramos fuerza y salimos a buscar a nuestros desaparecidos, porque es un dolor muy fuerte, es el dolor más grande para una madre que le desaparezcan a un hijo o una hermana", declaró una de las valientes mujeres mientras caminaba por una escarpada colina, sorteando entre la maleza y las rocas del camino irregular.
Para ella, originaria de Chilpancingo, buscar a su hermano desaparecido desde abril del año 2016 es primordial, no importa madrugar para trasladarse desde su casa hasta Acapulco a fin de adentrarse a localizarlo, porque la esperanza la mueve, la ilusión la levanta y su fe en Dios la llena de fortaleza diariamente para buscar.
De acuerdo con versiones, los delincuentes obligan a sus víctimas a caminar cuesta arriba antes de ser ejecutados, los hacen cavar sus propias tumbas para después darles un tiro de gracia o ahorcarlos con un lazo directo en la yugular, haciendo más difícil su calvario antes del momento final.
Tras casi una hora de camino, llegaron al punto donde se iniciarían trabajos de excavación. En el sitio ya trabajan los peritos de la Fiscalía General de la República, rastrean indicios que los lleven a un posible lugar con tierra suelta dónde los integrantes de grupos criminales pudieran haber estado antes para dar sepultura de forma clandestina a alguna persona; escarban, muchas veces sin encontrar restos, mientras las mujeres rastreadoras esperan pidiendo al cielo que por lo menos pudieran hallar un hueso para seguir la búsqueda.
Luego de encontrar un punto, donde posiblemente este enterrada una persona, comienzan las labores pesadas, personal del Ayuntamiento les ayuda a chaponar, para después utilizar a los perros entrenados en búsqueda de restos humanos, para que con su olfato detecten el aroma de carne descomponiéndose para empezar a escarbar.
Cuando los perros no perciben olores (porque ya los cuerpos están sin tejido), los peritos abren la tierra con la ayuda de picos y palas, para cerciorarse que verdaderamente no hay personas debajo.
En ocasiones encuentran, otras más no, las labores son tan difíciles como localizar una aguja en un pajar, son miles de kilómetros dónde buscar y pocas manos para hacerlo, parece una labor titánica.
De repente, las alertas se activan, la presencia entre los cerros de individuos no identificados hace desconfiar a los cuerpos de seguridad, quienes se cercioran de evitar ser blancos de algún ataque de personas que están en contra de la actividad.
Al parecer, todo quedó en una falsa alarma, el individuo que merodeaba entre la maleza se retiró y la búsqueda continúo.
"Lo primero que hacemos cuando encontramos los restos de una persona es rezar, nuestra guía espiritual nos acompaña para pedir por el eterno descanso de esa alma para que termine su penar, todos son seres humanos", señaló una de las integrantes del Colectivo.
Este colectivo inició su búsqueda de fosas el año pasado, cuando el gobierno federal les puso a su disposición el operativo en el que han encontrado decenas de cuerpos en el municipio más grande de todo Guerrero, Acapulco.
En lo que va del 2020, un total de 10 osamentas han sido localizadas bajo tierra, víctimas de los grupos delincuenciales que operan en distintas zonas, muchos de ellos fueron ultimados hace muchos años, como consecuencia de más de una década que el puerto lleva sufriendo los hechos violentos que mermaron la calidad de vida de la ciudadanía.
El operativo hace una pausa, también su cuerpo reciente los fuertes rayos solares y el cansancio ocasionado por el andar, no es fácil, hasta los cuerpos más fuertes tienen que tomar unos segundos para descansar, mientras tanto, las anécdotas surgen y a pesar de que el dolor los invade, las risas brotan al soltar un chiste blanco que a alguno se le ha de escapar.
Luego de casi ocho horas de trabajo encuentran un hueso, peritos hacen su trabajo y ordenan excavar, sin encontrar más restos, pero para las mujeres y hombres ya es ganancia, ya que significa el cuerpo de una persona a la que muy posiblemente le podrán dar cristiana sepultura.
Estas mujeres, regresarán a sus casas para continuar con su vida cotidiana, recargar pilas o atender a los hijos que continúan a su lado, a la espera de que vuelvan a ser convocadas para subir a un cerro para buscar a sus desaparecidos en un trabajo que pareciera nunca terminar.