La zona federal que comprende los más de 25 kilómetros de playa en Acapulco, no sólo han sido invadidos de forma irregular por grandes hoteles y restaurantes, sino también por cientos de prestadores de servicios turísticos que construyen con material rústico bodegas para guardar sillas, camastros, sombrillas, toldos y todo tipo de material que les sirve para abusar económicamente de turistas y acapulqueños.
Son más de 40 las viejas y sucias bodegas las que se encuentran construidas de manera ilegal en grandes extensiones de la zona se arena, de playas como Papagayo, Tamarindos, Golfito, Suave, Caleta, además de Icacos, Tlacopanocha.
Así como las consideradas como exclusivas ubicadas en la zona Diamante del puerto y la zona de Pie de la Cuesta, donde también se ubican estas bodegas que son construidas con viejos pedazos de madera, lonas, plástico, restos de metales, fierros y del mismo material que los prestadores de servicios turísticos guardan en estos lugares.
Los propietarios de estas bodegas, que utilizan hasta poco más cuatro o cinco metros de la zona de playa para construirlas, no cuentan con ningún permiso temporal o concesión por parte de las dependencias de Procuraduría Federal del Protección al Ambiente (Profepa) o Semarnat para hacer uso de la franja de arena.
Los prestadores de servicios turísticos que se dedican a la renta de mobiliario de playa, deben de contar con una concesión o permiso por las autoridades como lo marca la Ley General de Bienes Nacionales que determina un libre tránsito en todas las playas del país.
Las llamadas también carpas en las playas han sido consideradas por las autoridades y empresarios, no sólo como una mala imagen del puerto para los turistas, sino también como focos rojos debido a que sirven como guaridas de delincuentes.
Así como hoteles de paso y sitios donde se introducen sujetos a ingerir algún tipo de droga o bebidas embriagantes y que en ocasiones son los protagonistas de actos delictivos como robos y agresiones.
En junio del 2020, autoridades de los tres niveles de gobierno realizaron el retiro de mobiliario de playa, así como el desmantelamiento de bodegas construidas de manera ilegal en la franja de arena de las playas Golfito, Carabali, Copacabana y Papagayo.
Sin embargo, la invasión regresó meses después a esta zona turística del puerto, aún con las advertencias de las propias autoridades y la ley general de bienes nacionales.
Ante este problema, empresarios de la industria hotelera y restaurantera de Acapulco hicieron el llamado a las autoridades para que inicien la recuperación de estos espacios que se mantiene en poder de vendedores y prestadores de servicios turísticos de forma clandestina.