La crisis social en Acapulco ha aumentado la pobreza y de las personas en situación de calle y que ha provocado dudas de parte de la población sobre la atención de este sector.
En un recorrido por El Sol de Acapulco, en el Zócalo descubrimos que las personas en situación de calle se concentran en el lugar para albergarse o pasar el rato, quienes se encuentran en el desamparo familiar y social. Nadie vela por sus derechos, necesidades y obligaciones.
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El puerto de Acapulco ha enfrentado dos crisis, la pandemia de la Covid-19 y el huracán Otis. Ambos, afectaron a la población en general, pero especialmente a los indigentes que no la tuvieron fácil y que estaban al borde de una crisis.
Para el presidente de una asociación civil en Acapulco, Gustavo Teliz que vela por los derechos de las personas en situación de calle, planteó a las autoridades estatales y municipales la creación del centro de atención para jóvenes en la orfandad del municipio.
“Son un sector vulnerable ante los grupos delincuenciales dadas las condiciones en las que quedan a la deriva luego del fallecimiento de sus padres, viviendo con familiares y en algunos casos hasta con vecinos”, expresó a medios de comunicación.
Hoy en día, podemos observar caminando a una persona en situación de calle sobre las principales avenidas del puerto turístico. Algunos están en condiciones mentales o bajo los efectos de sustancias y que provoca una crisis en su estado emocional y sentimental.
Además, las autoridades municipales no tienen un número o cifra exacta de cuántas personas en situación de calle en Acapulco, sobre todo se desconoce una política pública para reinsertarse en el ámbito laboral o social. Actualmente, se encuentran olvidados por el Estado y sus familiares.
Deben ser apoyados
Para los ciudadanos las personas en situación de calle es una grave crisis social en la ciudad, la cual no está siendo atendida por las autoridades y manifiestan que deben ser atendidos para que tengan mejores condiciones de vida.
“No entiendo que pasó la pandemia y Otis continúe habiendo gente en la calle y la autoridad está callada para darles una certeza en rescatarlos o regresarlos con sus familias”, expresó Evelia de la colonia Progreso.
También, el señor Juan, de 65 años, afirmó que lleva muchos años visitando el Zócalo para leer su periódico o reencontrarse con sus viejos o nuevos amigos. Sin embargo, toparse con los indigentes sobre el lugar demuestra una falta de “sensibilidad” de los familiares que lo abandonaron y sin ninguna garantía.
“Los observamos hacer sus necesidades al aire libre, molestan a los ciudadanos o turistas pidiéndoles la limosna o algunas veces agreden a la gente sin ningún motivo”, expresó.