A dos días de la reactivación gradual de la actividad turística en el puerto de Acapulco, surgen los dislates entre dependencias del gobierno del estado y el órgano operador del agua potable, a raíz de las descargas de aguas negras que se vertieron en la playa Icacos, que afloró el encono y la facilidad de exculparse unos a otros por la contaminación del mar.
Aunque gran parte de este problema, se debe a que, de las más de 50 plantas tratadoras de aguas residuales, de estas solo tres funcionan y no al cien por ciento, toda vez que se requiere de tres mil millones de pesos para su reparación y evitar que se sigan contaminando las playas con el agua del drenaje.
Pero ante el escándalo por los vídeos que se subieron a las redes sociales, en los que captan miles de litros de aguas negras escurriendo a la playa Icacos, recién certificada como “Blue Flag”, funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMAREN) y de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA), se enfrascaron en dimes y diretes.
El titular de la CAPAMA, Leonel Galindo González, rápidamente salió a declarar ese mismo día que: "Es normal la descarga de agua directa a la playa en el inicio de las lluvias, es como si Acapulco, se estuviera lavando la cara desde la parte alta (sic)”.
Aseguró que no existían descargas de aguas negras a la playa Icacos, y que la salida registrada este jueves, insistió, correspondía a los escurrimientos provocados por las primeras lluvias de la temporada y que era falso que se hubiera desbordado un dique.
Argumento que fue cuestionado en las mismas redes sociales, al catalogarlo como una evidente inexperiencia del funcionario municipal, toda vez que fue real que se trató de descargas de drenaje a esta playa calificada como “limpia”.
En contraparte, el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren), Arturo Álvarez Angli, anunció que había solicitado una investigación de manera oficial a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), sobre lo que originó al derrame de aguas negras a playa Icacos.
Justificó que, el vertimiento de aguas negras en una zona federal marítima es un delito federal, que debe ser investigado para deslindar responsabilidades.
Por su parte, el responsable de la procuraduría de Protección Ambiental del gobierno de Guerrero (Propaeg), Alfredo Gómez Suástegui, echo por tierra la versión del director de la paramunicipal, González Galindo, al asegurar que estaba taponeado el canal, como consecuencia de las fuertes lluvias y advirtió que podría sancionar a la paramunicipal, por el escurrimiento de aguas negras al mar.
El titular del órgano operador del agua potable, pese a esto, mantuvo su retórica de que no eran aguas de drenaje sino pluviales, aunque, ante la presión ejercida desde el gobierno del estado confirmó que un laboratorio externo a la CAPAMA, realizó muestras físico-químicas y microbiológicas para confirmar que no existen descargas de aguas residuales a la bahía.
A su defensa salió la directora de Ecología Municipal, Guadalupe Rivas Pérez, quien, para hacer contrapeso, afirmó que la descarga de miles de litros de agua registrada este jueves a playa Icacos, no son producto de drenaje sanitario, sino el resultado de las primeras lluvias de esta temporada.
La funcionaria, como si se tratara de un guion, repitió lo mismo que Leonel Galindo, de que es normal que, al inicio de las lluvias, se tenga un arrastre de corriente que viene desde las partes altas de la ciudad, pero, reiteró, que no son provocadas por el drenaje sanitario sino por el agua de lluvia.
Pero cuando parecía que se había calmado la tempestad, se difundió otro video en el que se observa un nuevo derrame de aguas negras en los acantilados del Fraccionamiento Mozimba, que, a pesar del fuerte oleaje, cubría una importante extensión de esa franja costera, una mancha negra.
Pero no es la única, en esa misma línea del litoral costero, a pocos kilómetros de distancia, otra enorme descarga de aguas residuales llega al mar los 365 días del año, contaminando la playa virgen conocida como el Garrobo, un pequeño lugar que da a la zona poniente de Acapulco.
Actualmente, representa un foco de contaminación a causa de la falta de mantenimiento por parte de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco, debido a que diariamente escurren aguas negras con olores fétidos que llenan de bacterias fecales el sitio.
Estas descargas clandestinas las conocen los funcionarios de la CAPAMA, Semaren, Propaeg, Conagua y la Profepa, pero mientras no se reparen las plantas tratadoras de aguas residuales, la contaminación del mar, será permanente, al menos que se liberen los 3 mil millones de pesos que se requieren, pero no se ve voluntad de autorizarlos.