Hace un par de semanas recibió una instrucción difícil de acatar por parte de sus superiores: “Para este fin de semana tendrá que colocarse muy bien la bata, los googles, la careta y la mascarilla para dar atención a quienes presentan graves problemas respiratorios”.
Con una década de antigüedad en su profesión, la mujer reflexiona: ¡Si hace años yo hubiera sabido que el mundo atravesaría por una pandemia de este tipo, hubiera pensado dos veces estudiar enfermería!
El área que hasta hace unos días tenía asignada, se encontraba fuera del tercer piso en el que se acondicionó un espacio para atender a pacientes con Covid-19, sin embargo esto no impidió que las trabajadoras estuvieran expuestas a un contagio. Su compañera, una ginecóloga, resultó positivo a pesar de que no había ingresado al área de peligro.
El caso obligó a aplicar un protocolo para todo el personal, parientes y pacientes que tuvieron contacto con la doctora y ocasionó que las autoridades de Salud otorgaran cubrebocas N95 a todo el personal del Hospital General “Raymundo Abarca Alarcón”, del municipio de Chilpancingo, con la finalidad de mitigar fuentes de contagio.
En el tiempo que lleva atendiendo a pacientes en el nosocomio, nunca había notado que decenas de trabajadores del sector salud se incapaciten, soliciten vacaciones y permisos sin goce de sueldo en sus centros de trabajo, con tal de no formar parte de la lista de personas contagiadas por la pandemia.
Con temor, pero consciente de que tomará las medidas sanitarias y preventivas correspondientes, que a veces pudieran ser excesivas, cuenta los días para entrar al área Covid para atender a pacientes con la nueva patología que está dejando una estela de muerte en el mundo entero.
Más de dos meses han transcurrido desde que un 15 de marzo surgió el primer contagio de Covid-19 en Guerrero. Desde esa fecha, ella se alejó de sus familiares a quienes no ha visto para evitar cualquier riesgo de contagio y perder a un ser querido. Solo se comunica por teléfono con ellos.
Para los trabajadores del sector salud en toda la entidad, la llegada del nuevo coronavirus ha sido un reto muy fuerte de superar, ya que las muertes de pacientes surgen al por mayor, al igual que las posibilidades de quedar infectados y nunca más regresar a sus hogares.
Su caso, altera sus nervios porque a su hijo lo envió con sus padres, a una comunidad alejada de la ciudad para que no llegue a contagiarse de la pandemia. Ansía abrazarlo y besarlo por el tiempo que no ha estado cerca de él, al igual que a sus padres, a quienes agradece el esfuerzo por ayudarla a cuidarlo.
Relató que la desgastante labor de soportar por largas jornadas, el pesado equipo de protección personal, sin comer e ingerir agua hasta que termine tu turno, es agobiante, lo cual genera deshidratación y cansancio extremo para quienes tienen especialidades de urgenciólogos e internistas, por lo que las autoridades del nosocomio han empezado a rolar al personal, haciendo que todos entren al área restringida.
"Al estar dentro del hospital ya eres sospechoso, por eso yo tomé la decisión de mandar a mi pequeño hijo a vivir a casa de mi madre, en su pueblo, porque yo no quiero ser el motivo de que él se infecte y pueda hacer falta", dijo la trabajadora egresada de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Las palabras de sus superiores han sido las más difíciles por asimilar, incluso la llevaron a renegar y pedir que se haga una excepción con su caso para evitar más riesgos, pero las múltiples infecciones entre el personal de salud han dejado un vacío que se debe llenar echando mano de todo el personal.
"Todos los días al llegar al hospital inicia el miedo, me da miedo ver siempre la carroza fúnebre esperando a una persona que ha muerto por el Covid-19; pienso que no quiero ser yo una de las que se tengan que llevar de esa manera y cada vez me preocupa más porque los enfermos siguen llegando", indicó.
Con la reserva de su identidad, reveló que entre los trabajadores del sector salud existe inconformidad enorme para con los ciudadanos que de manera inconsciente continúan saliendo a las calles para realizar actividades no esenciales, abarrotando calles, restaurantes, pizzerías, tianguis y otros lugares, propagando el virus.
"No sé por qué la gente no entiende, no cree que esta enfermedad es verdad y se la pasa en la calle con cualquier pretexto. Yo no salgo, solo voy del trabajo a mi casa y de la casa a mi trabajo, a menos que tenga que ir a hacer la despensa y voy con cubrebocas y mis lentes de seguridad", lamentó.
Con angustia en sus palabras, la enfermera suplicó a la población de Guerrero tomar la enfermedad en serio y extremar precauciones higiénicas, pero sobre todo, aislarse de la sociedad hasta donde sea posible, con la finalidad de reducir los decesos de personas y con ello, la cantidad de médicos y demás personal que no logre regresar con sus familias al ser contagiado y morir con el Covid-19.