El zócalo de la ciudad, así como las calles aledañas a este importante punto turístico de Acapulco, se han convertido en un gran mercado debido a que ha sido invadidos por cientos de vendedores ambulantes que sin medir riesgo que representan instalan sus improvisados puestos de madera, lonas cartones y estructuras de metal en los que hacen uso desde anafres, estufas, hasta tanques de gas Lp en mal estado.
Los vendedores han sido parte fundamental del deterioro en el que se encuentra la principal plaza de Acapulco, han ocasionado con sus puestos irregulares la invasión de lugares como calles, banquetas y la propia plaza Juan Álvarez que deberían de ser para uso de los ciudadanos y turistas que acuden hasta en familia este importante lugar.
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Desde garnachas como la venta de plátanos fritos, esquites, elotes, hasta tacos, ropa, huaraches, dulces, billetes de lotería, comidas y discos piratas, se comercializan diariamente en el Zócalo y calles aledañas como La Quebrada y La Paz, bajo el cobijo de las propias autoridades que por años no han procedido a la recuperación de este lugar que es considerado como uno de los atractivos turísticos más importante del Acapulco Tradicional.
Sin lugar a dudas, la instalación de comercios ambulantes en el Zócalo también ha sido causa principal del deterioro en el que se encuentra la plaza Juan Álvarez remodelada en el 2014 por el gobierno federal, en este sitio las alcantarillas han sido utilizadas por los propios vendedores como desagüe de grandes cantidades de aceites y de todo tipo de desechos que genera la venta de cientos de productos en el primer cuadro de Acapulco, y que en su gran mayoría desembocan en la bahía.
Aunado al grave problema de la invasión de comerciantes ambulantes, el Zócalo de Acapulco también ha sido invadido por los propios vendedores establecidos que hacen uso de la plaza al instalar sillas y mesas, lo cual también está prohibido por la ley, misma que las autoridades de gobierno no aplican.