La presidenta de Corazones Ambientalistas, Monica Corazón Gordillo, acusó que la caída del árbol de la esperanza que creció en el zócalo porteño, fue por la falta de cuidado por parte de la dirección de Áreas Verdes, al confinarlo en un espacio en donde no pudo extender ni fijar sus raíces.
La ambientalista al dar su opinión a cerca de la pérdida de este gran ejemplar que daba sombra a propios y extraños, pero que además formaba parte de la historia del siglo XX de este destino de playa, señaló que los responsables son servidores públicos del ayuntamiento.
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Aclaró, que no pretende hacer leña del árbol caído, como reza el refrán, pero si puntualizar que ni la dirección de Ecología Municipal ni Áreas Verdes, se han preocupado por hacer un estudio sobre las condiciones en que se encuentran todas las especies endémicas que hay en la ciudad.
La ambientalista Corazón Gordillo, para dar soporte a su dicho, aseguró que si los funcionarios de estas dos dependencias hicieran su trabajo, se habrían salvado varias especies de árboles que han sucumbido por las lluvias o rachas de viento, así como por el resplandecimiento de la tierra.
Aseguró que lo más lamentable es que nunca tomaron acciones cuando se cayó el primer árbol de la misma especie que también creció en el corazón del zócalo, en las calles Benito Juárez y José María Iglesias, que el cual se vino abajo de manera similar y no lo han repuesto.
El árbol de la esperanza, es de la especie Ficus pertusa, conocidos también como banianos o higueras de Bengala, el cual sufrió un confinamiento de concreto que le impidió a sus raíces sujetarse y quedó vulnerable, al grado que no soportó su peso y sucumbió.
Lo lamentable es que ahora no hay sombra y cualquiera está expuesto al inclemente sol y sufrir el golpe de calor, todo porque no se cuido a este gran ejemplar que fue sembrado en 1974 por el arquitecto Yves Stopen, quien obligó a las autoridades de ese entonces a cerrar la circulación vial en la calle que le daba vuelta a la plaza.