Ante la vista de todos, miles de litros de aguas negras se descargan en el arroyo del Farallón, que desemboca directamente a la playa El Morro.
Este espectáculo se puede observar desde el puente que comunica a la estación de bomberos y un poco más abajo en el entronque de la avenida Universidad.
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En el punto que esta pegado a la estación de Bomberos, se trata de una descarga clandestina de aguas negras, probablemente de viviendas asentadas sobre Cañada de los Amates.
Estas aguas sucias se funden con la corriente pluvial que baja de las partes altas y que a principios del siglo pasado eran usadas para consumo humano.
Más abajo, sobre esa misma línea, hay otras descargas igual de importantes que incrementan el caudal de las aguas contaminadas que va directo al mar.
Las personas que caminan por la zona o los que tienen locales de comida, reconocen que cuando el sol cae a plomo, inunda el área un fétido olor que emanan las aguas negras y contaminan el medio ambiente.