Un grupo de jóvenes integraron un trío y ofrecen sus servicios para cantarles a quienes descansan en paz en el panteón de Las Cruces, aunque también recorren los bares y cantinas en donde por unas monedas complacen a los parroquianos.
A pesar que todavía no tiene nombre su agrupación, uno de los músicos que toca el acordeón, refirió que la idea de integrarse fue suya y se le unió el de la guitarra y la tuba, pero además les ayuda una asistente que se encarga de cobrar a los clientes.
En su repertorio tienen desde corridos, música romántica y baladas del género de banda, pero para que se escuche sus interpretaciones, llevan consigo una bocina que les permite que los oigan a metros de distancia.
Lee también: Ellos viven de la risa y lo hacen en pareja
Pide que se omita su nombre porque la situación de inseguridad es grave en la zona suburbana del puerto de Acapulco, pero precisa que en el panteón los contratan las familias que visitan las tumbas de sus seres queridos y les piden canciones que en vida le gustaba al difunto.
Señaló que les va bien, pero solo están un rato y enseguida recorren los bares que hay por la zona de Las Cruces, para que los contraten los parroquianos y poder sacar el día, aunque por lo general les reditúa ganancias para los gastos de su hogar.
Su horario de trabajo es de las 8:00 de la mañana hasta las 8:00 de la noche, de martes a sábado, aunque en ocasiones también trabajan los domingos cuando son contratados para fiestas familiares o particulares.
Con el objeto de que conozcan más de su música, entonan la canción Un Puño de Tierra, cuyo autor es Carlos Coral, un compositor de San Carlos, Jiménez, Coahuila, cuya obra la hizo famosa el charro de Zacatecas, Antonio Aguilar.
Al final, como no son contratados en el panteón, cargan sus instrumentos y la bocina, para recorrer los bares y cantinas de la zona, con optimismo de poder cantar y obtener ganancias entre los parroquianos que gustan de la música viva y de todos los géneros de banda.