La pornografía es una de las industrias más redituables en la actualidad, tanto que es lo que más se consume en toda la internet mundial.
Si bien existen diferentes tipos de información sobre la industria, un estudio acaba de revelar que, ver porno en internet, también contamina.
Si bien no se refiere propiamente a todos los productos que puedan emplearse tanto en la realización, como en la apreciación, el acto de consumir videos en streaming es en realidad algo que sí demanda mucha energía y por ende, genera mucha más contaminación de lo pensado.
El estudio Think Tank, The Shift Project, calculó las emisiones nocivas producidas por las tecnologías digitales de hoy en día.
The Shift Project partió de datos recabados por algunos informes de 2018 que fueron desarrollados por las empresas Cisco y Sandvine, en el que se calculó el tráfico global de internet por video.
A partir de ahí, se estimó la cantidad de electricidad que se necesita para “transportar” los datos de video y verlos en los diferentes dispositivos, televisiones inteligentes, celulares, tabletas y computadoras.
De acuerdo al cálculo, el streaming y la reproducción de vídeos en línea generaría un total de 300 millones de toneladas de dióxico de carbono (CO2) al año. De esas emisiones, Netflix “emitiría” una tercera parte, y los sitios de video porno, otra tercera parte.
En otras palabras, consumir videos para adultos en las páginas de la industria, provoca tanta emisión de CO2 como el que emite la población de Bélgica, Bangladesh y Nigeria.
Al menos 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta provienen de las tecnologías digitales, los videos representan una cuarta parte de ello.